“Roe” es el pseudónimo de una mujer que fue engañada con mentiras para participar del juego abortista y ahora, arrepentida, es activista pro-vida.
Lo que pocos saben es que en realidad la legalización del aborto quirúrgico es consecuencia de la revolución francesa y el posterior código napoleónico que autorizaba el aborto en ciertos casos (por ejemplo, hijo de discapacitada), agregándose luego los casos de violación y riesgo para la salud física de la madre.
El aborto farmacológico comienza a principios del siglo XX en Alemania con la introducción del DIU.
Desde 1902 el DIU inicia la historia de la conspiración de los ginecólogos, la industria farmacéutica y el Gobierno para ocultar sus efectos abortivos y sus contraindicaciones. Actualmente, todos los prospectos indican los efectos anti-implantatorios, pero nadie le explica a la mujer que eso significa abortar al niño por nacer. La gran mayoría de las 160 millones de mujeres que lo utilizan sufren de la conspiración en ocultar sus efectos abortivos, la tasa real de embarazos, y las contraindicaciones como el cáncer al ovario, infección, cáncer del útero, etc.
El aborto químico comienza en la década del 60, con la aprobación de la píldora anticonceptiva por parte de las autoridades regulatorias en los EE.UU. y Europa, comenzando en el Reino Unido en 1961 (inicialmente era sólo para mujeres casadas).
La aprobación de la píldora anticonceptiva es una prueba de lo poco confiables que son las agencias encargadas de velar por la salud y la vida de la población y de lo efectivas que son las presiones lobistas de los laboratorios y médicos ginecólogos.
Desde hace 47 años que las mujeres son engañadas, haciéndoles creer que los anticonceptivos funcionan exclusivamente evitando la concepción, cuando está científicamente demostrado que cuando fallan en evitar la concepción y ya hay un niño por nacer en gestación, logran asesinarlo al evitar la anidación en el útero. Eso se llama aborto químico. Los anticonceptivos fallan como ANTI-conceptivos y funcionan como abortivos. Ningún anticonceptivo logra evitar la concepción en el 100% de los casos. La mentira comienza desde el momento mismo de la acuñación del término anticonceptivo. Desde el punto de vista científico aún no existen los anticonceptivos: todos recurren a un efecto abortivo.
La historia de la píldora es la historia de la conspiración más escandalosa y grave de la historia humana. Cientos de millones de personas han muerto por este silencio culpable: no sólo los niños por nacer, sino también sus madres. No seamos ingenuos. En este negocio de la muerte donde cada año cien millones de mujeres gastan miles de millones de dólares. En el mundo, la píldora es la droga que más consumen las mujeres sanas.
Ellas juegan sin saberlo a la ruleta rusa de la muerte, no sólo de su niño por nacer sino también de ellas mismas. La gran mayoría de las mujeres no sabe que se ha demostrado científicamente que el uso de la píldora eleva notablemente el riesgo de trombosis coronaria, ataque cardíaco, coágulos, cáncer de mama, accidentes cerebrovasculares, cáncer a los pulmones (no se recomienda a fumadoras), cáncer cervical (caso HPV), esterilidad, etc.
Nadie les informa de la mayor tasa de embarazos no deseados al combinar el uso de la píldora con ciertos medicamentos (tetracycline, penicilina, etc.), alcohol, drogas… A esto se suma la ignorancia sobre los efectos de alimentos en la dosis que realmente asimilan de la píldora (Vitamina C, pomelo, etc.).
Pocas saben que tanto la píldora como el DIU aumentan el riesgo de embarazo ectópico (fuera del útero) que puede llevar a la muerte de la madre.
Pocos informan que quienes usan anticonceptivos, asumen un mayor riesgo de enfermedades de transmisión sexual mortales como el SIDA o el HPV.
Lo más grave de la conspiración es que no se informa sobre la tasa de falla real (en el campo) de la píldora y del DIU, con lo cual, a la larga, “el sexo seguro, es embarazo seguro”.
Tal vez no exista una conspiración coordinada explícitamente, pero curiosamente, todos los intereses económicos están alineados. Basta calcular cuánto gastan los gobiernos en promover el sexo inseguro, la maleducación sexual y la salud irreproductiva, y cuánto gastan en informar con veracidad sobre lo que estamos denunciando (cero centavos en TODOS los países).
“Has recorrido un largo camino muchacha” decía la publicidad feminista. Es cierto, un siglo de métodos mal llamados “anticonceptivos” han dado sus frutos: más de mil millones de abortos químicos, más de ciento cincuenta millones de abortos quirúrgicos, cientos de miles de muertes de usuarias de anticonceptivos, millones de embarazos no deseados, reducción de la estabilidad de la familia (retraso del matrimonio y de la maternidad, facilidad para el concubinato, facilidad para el divorcio, etc.), incremento de la infidelidad, explotación sexual de la mujer por parte del hombre, bebés menos saludables y con menor coeficiente intelectual, etc.
¿Cuándo comprenderán las mujeres que lo mejor es decir “no” al sexo irresponsable?.
¿Cuándo comprenderemos que el único “sexo responsable” es el que está abierto a la vida?.