Al Teniente General Leopoldo Fortunato Galtieri le correspondió el honor de haber tomado la decisión política de la recuperación de las Islas Malvinas en 1982.
A raíz de su muerte en estos días, con una ignorancia culpable e incalificable, con desconocimiento de los hechos y otros fraguados, las organizaciones de defensa de los derechos humanos quieren meter en la misma bolsa la Guerra de las Malvinas y la guerra antisubversiva de la década del '70. Para empezar, la segunda fue una dura lucha interna. La primera fue la de una Nación, en contra de un enemigo usurpador. Los resentimientos de aquélla produjeron heridas que no logran cerrarse y sólo generan odios en uno y otro bando.
Malvinas, en cambio, trajo su dolor, pero principalmente, trajo el orgullo de dar héroes a la Patria.
La decisión política de recuperar las Islas es el hecho más trascendente de la Historia del Siglo XX, no sólo para Argentina, sino para toda Hispanoamérica.
Esa decisión -que con una visión simplista, malintencionada y embaucadora se atribuye a una botella de whisky-, estaba sobremanera apoyada por la Justicia, la Razón, el Derecho. La decisión era recuperar para negociar. La traición de los países que se decían amigos hizo la guerra inevitable.
Para los que no quieren hacer memoria, les recuerdo que la Bandera Argentina volvió a ser izada en Malvinas después de casi 150 años de oprobio, cuando estábamos a un paso de perder la soberanía, y allí permaneció durante 74 días. Les recuerdo asimismo que el 2 de abril de 1982, el gobernador Hunt se rindió vergonzosamente, sin haber sufrido ni una sola baja en sus filas, habiéndose respetado las vidas, los bienes, los intereses de los kelpers. Les recuerdo que el mundo entero se puso de pie ante la acción argentina. Les recuerdo que los tratados internacionales fueron violados escandalosamente por los Estados Unidos e Inglaterra, no respetando, incluso, la Resolución de las Naciones Unidas de cese de las hostilidades en forma unilateral. Les recuerdo que Inglaterra declara que en los 45 días de guerra, proporcionalmente, perdió más hombres que en la Segunda Guerra Mundial: 255 muertos y 777 heridos. Les recuerdo que en Inglaterra se suicidaron más veteranos de Falklands, que los veteranos de Malvinas en estos veinte años. Que a los ingleses la guerra les costó miles de millones de libras, pues se debía ganar o ganar. Que de los 616 muertos argentinos, casi la mitad lo fueron a causa del acto genocida del hundimiento del Crucero General Belgrano.
Los que hemos sufrido las pérdidas de nuestros hombres, llevamos dentro un orgullo, un honor, una honra que por su grandeza nos hacen ser magnánimos y generosos. Una gran parte del pueblo argentino, que no tiene voz ni espacio en los medios, se agiganta con su gesta.
Murió el General Galtieri, al que le correspondió el honor de tomar la decisión política de recuperación de las Islas Malvinas. Dios lo juzgará. La historia lo reconocerá o no. Los defensores de los derechos humanos seguirán sembrando su odio. Malvinas, seguirá irradiando su luz de justicia y derecho hacia América y el mundo.
Delicia Rearte de Giachino
Nota: La señora Delicia -y recordemos con Platón que el nombre es arquetipo de la cosa- es la madre del Capitán Pedro Giachino, nuestro glorioso primer caído en la recuperación de las Malvinas. En ella recordamos con admiración y respeto a las verdaderas y dignas Madres de nuestra Patria. El texto que reproducimos apareció a las pocas horas de la muerte del Teniente General Galtieri.