Cristina: Chirolita del Imperialismo

Enviado por Esteban Falcionelli en Dom, 07/10/2007 - 12:21am
Artículo imprescindible para que sepamos nuestro siniestro destino.
 
 
“Nuestro destino no es ser forrajeros ni carniceros de Inglaterra. Nuestro destino es desenvolver grandes fuerzas espirituales para restablecer el valor del hombre, y por eso, ante todo, hemos de cuidar nuestra dignidad de hombres libres”. (Carlos Saavedra Lamas).

 

Se lee en “La Prensa” (del 26 de septiembre de 2007, pág. 3) que: “Cristina insistió ante los especialistas que trabajan en Universidades como Harvard, Yale y el MIT (las más prestigiosas de Estados Unidos) con su idea de que el conocimiento científico se transforme en aplicaciones concretas para el campo productivo. La Universidad nunca se vio como factor de aplicación de conocimientos. Tenemos varios argentinos que recibieron el Premio Nobel en el campo científico. Necesitamos romper esa separación entre conocimiento y empresa”, afirmó. “Vamos a volcar nuestro esfuerzo a la ciencia aplicada, que agregue valor a los commodities”.

 

Hace ya tres décadas Zbigniev Brzezinski expresaba en “Between Two Ages”, conocido entre nosotros como “La Era Tecnotrónica”: “…y es posible que la mayor intervención de las empresas en educación favorezca la adaptación más rápida al proceso de enseñanza de técnicas y conocimientos científicos más modernos”. De lo que se desprende que la idea no es propia, ni es nueva. Como las empresas que mencionan Brzezinski y Cristina no son entidades filantrópicas, la traducción al vernáculo de la palabrería anterior, sería algo así como descender los conocimientos de un nivel categoría l a uno concreto, práctico, adecuado a las necesidades de las corporaciones transnacionales, funcionales al sistema. Desde su punto de vista esto es algo absolutamente coherente: un país que ha sido destinado a cosechar lechugas para el sudeste asiático (Informe de Trabajo de la Comisión Trilateral N° 16 de1977: “El Sudeste asiático será el taller del mundo y la Argentina su granja”) no necesita vida contemplativa, ni primacía de la theoria ni saberes humanísticos.

 

Es cierto que Harvard y Yale figuran entre las Universidades más prestigiosas de Estados Unidos, y junto con Princeton constituyen la Ivy League -la “Liga de la Hiedra”- donde asienta el poder educativo británico. Según un informe de Paul Goldstein y Jeffrey Steimberg de 1991,en Yale, fundada en 1701 en New Haven, funcionan seis sectas, de las cuales la más prestigiosa es Skulls and Bones (S&B) -“Cráneos y Huesos”-, fundada en 1832. Sus iniciadores descendían de los colonos puritanos que llegaron a América del Norte en el siglo XVII, entre ellos los Taft, Gilman, Stimson, Bundy; luego fue aceptado un segundo grupo de familias, enriquecidas entre los siglos XVIII y XIX, entre ellos los Rockefeller.

 

A pocas familias judías les fue concedido el acceso al limitado círculo interno: los Schiff, Warburg y Guggenheim. Recordamos que las bancas Schiff y Warburg financiaron la creación de la Reserva Federal Norteamericana en 1913 y la Revolución Bolchevique en 1917, y que la Fundación Guggenheim aportó las becas a las Fundaciones Rockefeller y Carnegie para la creación de un cuerpo de historiadores, para diseñar una enseñanza de la historia adecuada a sus fines: lograr un gobierno regional angloamericano (cfr. Alan B. Jones, “Cómo Funciona Realmente el Mundo”).

 

La financiación inicial de la secta derivó del comercio del opio en el Lejano Oriente, manejado por la Compañía Británica de las Indias Orientales, controlado originalmente por el Banco Baring Brothers (el del empréstito rivadaviano), para pasar luego a la casa británica de Rothschild. También otras familias pro británicas de Nueva Inglaterra hicieron sus aportes, asociándose con la Cia. de las Indias Orientales, como los Cabot, Lodge, Lowell, Russell, etc., que dirigieron flotas de clippers utilizados en ese comercio, y que posteriormente fundaron la United Fruit Co. (no pudiendo superar el hábito), y el Banco de Boston.

 

De todos modos, los hombres de S&B adoptaron los rasgos de la -para llamarla de algún modo- filosofía del sistema imperial británico: su creencia del derecho dado por Dios a los anglosajones a dominar todas las otras razas.

 

De los miembros de S&B surgen las figuras que van a integrar la comunidad de inteligencia y del gobierno de EEUU. Entre ellas se puede mencionar a William Howard Taft, Juez Principal de la Suprema Corte y presidente de los EEUU (1908/1912),quien dijera: “No está lejano el día en que tres banderas de estrellas y barras señalen, en tres sitios equidistantes, la extensión de nuestro territorio: una en el Polo Norte, otra en el Canal de Panamá y la tercera en el Polo Sur. Todo el hemisferio será nuestro de hecho, como en virtud de nuestra superioridad de raza (?) ya es nuestro moralmente (?)” (cfr. Carlos Ibarguren, “De Monroe a la Buena Vecindad”), Henry L. Stimson, Secretario de Guerra de Taft, Roosevelt y Truman; los Bush, comenzando por Prescott Bush, senador por Connecticut, banquero, socio de Brown Brothers & Harriman, subsidiaria de Brown & Shipley de Londres, los que financiaron la empresa petrolera Zapata Off Shore, de su hijo George Herbert Bush, único director de la Cia sin antecedentes en servicios de inteligencia, y el hijo de éste, que no necesita presentación, George W. Mc George Bundy, condiscípulo de George padre, fue presidente de la Fundación Ford (recordamos, en íntimo contacto con la CIA, particularmente desde que fuera su presidente Jun Mc Cloy, también miembro de S&B, y financiamiento del CELS de Horacio Verbistky): durante su período se invirtieron cientos de millones de dólares en despoblación del hemisferio sur.

 

Por cierto que esto es sólo un botón de muestra. Es bueno recordar que en Harvard tienen grandes intereses los Cabot, y que en ella se han graduado varios funcionarios y ministros de Economía, accidentalmente nacidos en nuestro suelo. Y que el MIT -Massachussets Institute of Technology- forma parte de la red del Instituto Tavistock de Londres en Estados Unidos. En Tavistock funciona el Gabinete de Guerra Psicológica Británica, fundado a comienzos del siglo pasado, financiado por John Rockefeller y dirigido por el entonces Mayor, luego Brigadier John Rawllings Reese, cuyo principal campo de trabajo es el control y manipulación de la conducta humana, individual y colectiva.

 

De paso, Brzezinski en “La Era Tecnotrónica” no sólo impulsó la injerencia de las empresas en la educación (también de paso, el Manual de cuarto grado para niños de 9 años se titula “Ciencias Sociales con Formación Ética y Ciudadana y Tecnología”). Además expresó en su libro: “El concepto de interés y soberanía nacional sólo era viable mientras las naciones estaban suficientemente separadas en tiempo y espacio, conservando el margen de maniobra y la distancia necesaria para mantener sus identidades independientes”. Y, “Los vínculos supranacionales prosperan, en tanto que las reivindicaciones nacionalistas, aunque todavía potentes, se están diluyendo. Naturalmente, este cambio se ha acentuado en los países avanzados, pero ningún país escapará a sus efectos”.

 

En fin, sigue diciendo “La Prensa”: “La gente se quedó muy sorprendida porque (Cristina) demostró que había pensado en esos temas”. Lo que equivale a decir que Chasman se quedaba sorprendido cuando hablaba Chirolita.