El Paraíso perdido

Enviado por Esteban Falcionelli en Jue, 01/05/2008 - 11:39am
 
Frondosa vegetación,
esplendorosos jardines,
alfombras de macachines
y plantas en floración.
Puso la sacra mansión
nuestro Señor con gran tino,
pero de puro jodón
la pobló con argentinos.
No obstante tal estropicio
el asunto anduvo andando
bastante bien en su inicio.
De a poquito y trabajando
la gente iba prosperando,
y trabajando vivía,
a los demás respetando
como correspondía.
Pero Satán no podía
tolerar tanta armonía
y en su cueva discurría
sobre el método preciso
de serrucharles el piso
a Dios y su Paraíso.
Tanto y tanto caviló
su mente febril y astuta,
que descubrió -hijo de puta-
la correcta solución:
Les mandó desde el infierno
para que fuese gobierno
a Juan Domingo Perón.
Este era un diablo pintón,
dicharachero y goloso,
campeón de los mentirosos
y audaz hasta la raíz.
Mozo jinetazo ahijuna
capaz de robarse un país
y de venderlo en la luna.
De entrada nomás armó
al son de matraca y bombo
un mayúsculo quilombo.
A lo loco discursió
macaneando sin tapujos,
prometiendo mejorías,
comodidades y lujos
a las grandes mayorías.
Con ganas les predicó
una consigna increíble,
que había que trabajar,
pero lo menos posible,
y que su mayor función
era joder al patrón.
Luego que los convenció,
sin freno siguió y siguió
mintiendo y chantapufeando
a los de arriba jodiendo,
a los de abajo engañando,
a los del medio fundiendo.
Odios al pedo creando
y a todo el mundo cagando.
Con el correr de los años,
ya choto y podrido en plata,
empezó a meter la pata
queriendo usar a la zurda
para mayor estropicio
mas se dio vuelta el papel
y la zurda lo usó a él
en su propio beneficio.
Satán entonces pensó
con su profunda sapiencia:
"Este huevón nos está
entregando sin conciencia
a nuestra peor competencia".
Y en plenario del Averno
decidió que lo llevaran
de vuelta para el infierno.
Así se fue del Paraíso
porque Lucifer lo quiso
dejándonos en herencia
en estado de demencia
gobernados por su viuda
junto con la horrible duda
de que si es más gil que bruta
o más boluda que puta.
Bajo ella, muy verticales,
multitudes de reptantes,
manyaorejas y maleantes
alcahuetes estatales
y coimeros a destajo
desempeñando funciones
de Ministro para abajo.
Legiones de guardaespaldas
y asesinos mercenarios
protegiendo a perdularios
gremialistas millonarios.
La moneda envilecida,
la moral emputecida,
la fe defraudada y rota
y el país hecho pelota.
Moraleja:
Quedó así el país convertido
en un paraje triste y corrompido
con un pueblo infeliz y sometido
a través del engaño y la falacia
al yugo de una hedionda mierdocracia.
Del bombo y las matracas al compás,
y ya que todos juntos somos más,
cantemos bajo el sol sin disimulo
que contentos votamos como el culo
entre analfas, grasitas y grasudos
más de siete millones de boludos.
Nota: [*] Como dicen los que se dedican al arte del Derecho: esta poesía es con “animus jocandi”. Es decir que van mis sinceras disculpas a quienes no quieran entenderlo de otra manera y puedan encabronarse. Pero si los que se enacabronan son los “Setentistas” a cargo del gobierno; bueno: que revienten de bronca. La caricatura es de © Roberto Bobrow.