Pero claro, como su estrategia es cada día más transparente y menos creíble, ahora han decidido dar un paso y reconocer que el aborto es un asesinato. Atentos al relato de esta mujer en la revista interna de las falsas católicas:
“Tengo 58 años y soy una mujer blanca. Me practiqué un aborto hace 19 años. No estoy jactándome de ello ni tampoco estoy pidiendo disculpas. Creo que el aborto es una forma de asesinato. Soy madre de tres hijos, que ahora están en sus veinte. Soy una ministra cristiana ordenada. Tuve un hijo y luego gemelos... Mientras amamantaba a los gemelos... quedé embarazada con una criatura a quien he llamado Alma. No estaba interesada en tener un cuarto hijo. Después de investigar, decidí ejercer mi derecho constitucional de impedir su nacimiento. Hice lo que era correcto para mí, para mi familia y para mi trabajo... El debate acerca de cuándo comienza la vida es una falta de respeto al feto. Yo sé que asesiné la vida que llevaba en mi interior. Hubiera podido amar esa vida, pero decidí no hacerlo... Era una vida humana. Por ello le di un nombre, lloré por ella y la quise, pero supe que no la quise lo suficiente.
“El control de la natalidad y el aborto son fuerzas morales positivas. Permiten que las relaciones sexuales sean para la procreación y para la recreación, tanto para las mujeres como para los hombres. Ello es una buena noticia, aunque la mayor parte del mundo todavía no lo sabe... ¡Abstenerse! Esa recomendación es inmoral hasta la médula. El tener relaciones sexuales con protección [usando anticonceptivos] es lo más moral que existe. El tener relaciones sexuales sin protección es adolescente, inmaduro, algunas veces constituye una amenaza para la vida y siempre es estúpido.
“En la batalla acerca de la matanza de nuestros bebés, escucho a gente que quiere matar la madurez y la sexualidad de las mujeres. Por ello es que estoy rompiendo mi silencio. Soy una mujer que es madura y que tiene 58 años. Me practiqué un aborto. Ni me jacto ni me disculpo por ello. El aborto que es legal, seguro e infrecuente es la mejor política que se pueda concebir para los hombres y las mujeres, así como para una sexualidad madura y moral”.
Se reconoce el hecho sin negar que sea un asesinato. Ese ya no es el debate. El debate es que si se debe de seguir adelante con el embarazo de una criatura “que no se quiere”. Y como simplemente no se la quiere, “se hizo lo que es mejor para ella”. Para la vida que había de venir no era lo mejor, pero es que., señala la “sincera”, no la quería. Así, sin más. Tira de clinex y dale a la manivela del argumento lacrimógeno. Lo más alucinante es que “no se jacta ni se disculpa”. Pero queda de lo más sincera y “madura”: “Hizo lo que tenía que hacer”.
¿Cómo se puede tener semejante sangre fría de reconocer que uno ha asesinado a su hijo, pero que era lo que debía de hacer? ¿Qué hará cuando deje de querer a su marido? ¿O que ocurrirá si alguno de sus gemelos cae en desgracia? Eso sí, la mujer es ministra cristiana ordenada, o sea, que es una mujer comprometida con su fe. Pero con madurez, oiga. Sabiendo cuando hay que matar a la vida que se lleva en las entrañas y cuando no.
La verdad, prefiero no cruzarme con personalidades tan “maduras”.