Esta es la clara doctrina de San Pablo: "Así como Cristo resucitó de la muerte a la vida, así también nosotros vivamos con un nuevo género de vida". (Romanos 6,4). "Si resucitásteis con Cristo, buscad las cosas del cielo, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios; saboreaos con las cosas de lo alto, y no con las de la tierra" (Colosenses 3,11).
La aparición a Santo Tomás fue de la siguiente manera: Cuando los discípulos le dijeron: "Hemos visto al Señor", Tomás, que había estado ausente, no quiso creerles, sino que les replicó: "Si no veo en sus manos la señal de sus clavos, y meto mi dedo en el lugar que en ellas hicieron los clavos, y mi mano en la llaga de su costado, no creeré".
Ocho días después estaban todos reunidos, y Tomás con ellos. Jesús se apareció y los saludó: "La paz sea con vosotros". Luego dijo a Tomás: "Mete aquí tu dedo y mira mis manos; da acá tu mano y métela en mi costado; y no quieras ser incrédulo, sino fiel".
Tomás exclamó: "Señor mío y Dios mío". Jesús le replicó: "Tomás, porque has visto has creído; bienaventurados aquellos que sin haber visto, han creído" (Juan 20,24ss).