Cita de Castellani que quema...

Enviado por Esteban Falcionelli en Sáb, 04/02/2012 - 7:49pm

El siguiente es un fragmento de un escrito del Padre Leonardo Castellani; que supongo enfurecerá a muchos y le encantará a otros. Pero si se enfurecen, creo oportuno aclarar que la célebre "Línea Media" será la que se empelote y putee. Salvo, claro, que se manden a silencio... Me importa una mierda...

Va:

“Parodiando a monseñor Franceschi, que decía que la peor Cámara era preferible a la mejor camarillaresulta que hemos llegado a un punto en que tenemos la peor Cámara junto con la peor camarilla¡Maldito sea el Mal Menor y el que lo inventó! Jamás votaré más por el Mal Menor, y no votaré más si no es por un Bien Total”.

“En cuanto a mí, no sólo descreo ya en esta farsa sino que estimo ilícito coinquinar con ella; de donde hasta el fin de mi vida votaré -porque hay mul­ta- con un sobre vacío. Y si todos los nacionalistas hicieran lo mismo…

Ya indiqué al comienzo el error del Nacionalismo: es poner los ojos en el poder a corto plazo en vez de ponerlos en la Verdad a largo alcance. Creer que el fin último de la Política sea alcanzar o arrebatar el Poder es un error y una estupidez: es el error de Maquiavelo y la estupidez de los políticos baratos y pueriles que nos están moliendo y perdiendo. No se le puede pedir a un político, pongamos Marcelo Sánchez Sorondo, que aspire al Sufrimiento y a la Derrota (es decir al Martirio); eso es propio del hombre religioso, no del hombre ético; y un buen político es un hombre ético; no se les debe pedir a los nacionalistas que no aspiren a la Victoria; pero es menester pedirles que no pongan su Victoria en la con­secución del Poder -por ejemplo, una embajada- sino en la difusión triunfante de sus ideas -suponiendo que las tengan- .O sea, que puedan [decir] como dijo el héroe na­cionalista que antes nombré, a sus asesinos: “Yo sé por qué muero; y ustedes no saben por qué me matan”y pu­diera haber añadido: “¡Pero muero para que lo sepan!”(Castellani, L., Esencia del LiberalismoDictio, Bs. As., 1976, pp. 148, 150-151. (Los resaltados son del autor).

Dicho lo cual que les garúe finito...

Esteban Falcionelli