Perfil de la eminente filósofa y santa de la Iglesia Edith Stein:
a) Israelita: pudo cantar como la Santísima Virgen: “acogió a su siervo Israel… según se lo anunció a nuestros padres, Abraham y sus descendientes para siempre” (Magnificat) y entonar con Zacarías (padre de Juan Bautista): “bendito seas Señor, Dios de Israel, que visitaste y redimiste a tu pueblo…” (Benedictus) y consumar con el anciano Simeón: “he visto ya la salud que preparaste… luz para ser revelada a las gentes y gloria de tu pueblo Israel…” (Nunc dimittis), para testificar con san Pablo “que los dones y la vocación de Dios son irrevocables” (Rom. 11, 29) y para concluir con el mismo Jesucristo (diálogo con la Samaritana): “porque la salvación viene de los judíos” (Jn. 4, 22).
b) Filósofa: con una definida y apasionada búsqueda de la verdad, discípula fiel de su maestro Husserl y amiga excelente de Hedwig Conrad Martius, instrumento providencial en su encuentro con Dios.
Intelectual de primera categoría y de talento excepcional. Comprometida con su época y que da a la reflexión filosófica la fina síntesis de su sensibilidad femenina, aunque no fue “feminista” sino defensora de la especificidad de la mujer en sus diversos roles.
c) Carmelita: signada por una especial vocación contemplativa, que recorre también como Teresita de Jesús el camino de la infancia espiritual, en la humildad y el desapego de las inútiles cosas de este mundo. Modelo ejemplar de su Madre santa Teresa de Jesús y de la mujer fuerte del Antiguo Testamento.
d) Mártir de Cristo: consuma con su entrega total el Calvario y la Cruz, víctima (hostia) propiciatoria por la conversión de su pueblo, por la Iglesia y por la reparación de todos los pecados. Martirio de soledad, silencio y expiación de santa María al pie de la Cruz: Regina Dolorossisima.
Su prieta biografía: el 12 de octubre de 1891 nace en Breslavia (Breslau) en el seno de una familia judía observante, último vástago de once hijos. En 1895 comienza su formación en la escuela “Victoria”. En 1893 muere su padre y Frau Stein se hace cargo del negocio familiar. Respetará a su hija pero no la podrá comprender en su conversión y entrada al claustro. En 1908 termina sus estudios secundarios y se declara atea entre los 13 y los 18 años. En 1911 - 1913 estudia en la universidad de Breslavia y decide ir a Gottinga y en 1912 lee las “Investigaciones lógicas” de Husserl que es una obra que se inscribe en la búsqueda, nunca alcanzada, del realismo filosófico y de la noción escolástica de intencionalidad cognoscitiva. En 1913 traba amistad con Max Scheler y Adolf Reinach. En 1915 pasa “suma cum laude” el examen del Estado y se aproxima a Husserl.
En 1916 durante la Gran Guerra presta servicios en la Cruz Roja. En 1917 se doctora en la universidad de Friburgo de Brisgau y se convierte en la asistente voluntaria de Husserl, aunque nunca logrará enseñar ni en Gottinga ni en Friburgo.
En 1921 lee a santa Teresa de Jesús en la casa de campo de sus amigos Conrad Martius y es el año de su conversión. En 1922 recibe el santo bautismo y en 1923 la confirmación. En estos años enseña con las hermanas dominicas de Spira.
En 1924 comunica a su madre su conversión y la acompaña a la sinagoga tal como ella misma lo relata en su obra autobiográfica “Estrellas amarillas".
En 1931 traduce las cuestiones disputadas del opúsculo “De Veritate” de santo Tomás de Aquino. En 1932 traduce al alemán las obras del cardenal Henry Newman y escribe “La fenomenología de Husserl y la filosofía de santo Tomás”. En 1928-1931 participa en congresos y jornadas y traba amistad con Jacques Maritain y su esposa también convertida Raissa. En 1932 es profesora en el instituto universitario de Münster.
En 1933 el nacionalsocialismo alemán prohíbe a los judíos el ejercicio de la docencia. Y en el mismo año ingresa como postulante al Carmelo de Colonia y en 1934 se verifica su toma de hábito recibiendo el nombre religioso de Teresa Benedicto de la Cruz, previo informárselo personalmente a su madre.
En 1936 concluye su obra monumental “Ser finito y ser eterno”. En 1938 pronuncia sus votos solemnes y perpetuos y en el mismo año muere Husserl su “venerado maestro”.
En diciembre de 1938 abandona Colonia al arreciar la persecución nazi al pueblo judío y es recibida en el Carmelo de Echt (Holanda). En septiembre de 1941 su hermano Pablo y su familia son deportados a un campo de concentración. En 1942 la pastoral de los obispos holandeses contra dicha persecución provoca también la deportación de los judíos bautizados.
El 2 de agosto de 1942 es arrestada con su hermana Rosa, terciaria carmelita e internada en un campo en Holanda para ser llevada el 7 de agosto a Auschwitz (Polonia) donde el 9 de agosto muere en la cámara de gas y es enterrada en la fosa común.
En 1950 es publicado por primera vez su “Ser finito y ser eterno”. Beatificada por Juan Pablo II en 1987 y canonizada por el mismo Pontífice en 1998. En el año 2000 fue proclamada copatrona de Europa y doctora de la Iglesia.
El estudio de su obra filosófica y mística que he analizado en la lección especial dictada el año pasado en el ámbito del Instituto de Filosofía de la Historia “P. Leonardo Castellani” de la Facultad de Derecho de la Universidad de Morón (y que se encuentra a disposición de quienes la requieran) excede el estrecho marco de un artículo periodístico.
Dedicatoria:
Santa Teresa Benedicto de la Cruz, sor Teresia, Edith: que la precaria clase que te dediqué (así como esta modesta nota de divulgación) despierte en nosotros el amor incondicional por la verdad, en el sendero de la obediencia y de la humildad ante la finitud de nuestro ser y el ser eterno de la Divinidad, una Divinidad tan inmensamente trascendente que se abajó al despojado pesebre de Belén y a la desolación inconmensurable de la Cruz, en la aceptación cotidiana de la divina voluntad, tal como en la oración de tu cofrade carmelita, santa Maravillas de Jesús: “lo que Dios quiera, como Dios quiera, cuando Dios quiera”.
Sor Teresa Benedicta, Edith:
Da luz a la ceguera de tu pueblo, danos (como reza la Iglesia en la Noche Santa de la Resurrección) “la israelítica dignidad”, sostén al Sucesor de Pedro en estas densas tinieblas de la humanidad, en este “eclipse de Dios” (Benedicto XVI) y del orden natural, y danos, a nosotros pobres e inútiles servidores, la gracia esencial de la luz en la verdad por el camino de la Cruz. “Per crucem ad lucem”.
Ricardo Fraga