Receta para una comida para dos días y por menos de $ 6...

Enviado por Esteban Falcionelli en Lun, 17/09/2012 - 11:56pm

Ya sabemos que la "Gran Yegua" ha dicho en su "Cadena Nacional y Popular" que podemos morfar por seis mangos, y he comprobado que es cierto desde mi humilde posición, de tal manera que les paso una receta, ideal para ponerse en línea y bancarce la que venga por menos de $ 6:

Veamos:

1.- Ir a una recicladora de basura como la que figura en la foto.

2.- Parlarse a los empleados, pidiéndoles de rodillas y cristiamamente un descuentito, o ponerse con $1 a modo de "coima".

3.- Comprarles por $1 las cáscaras -o como mierdas se le diga-, de un kilo de papas.

4.- Por un $1 más comprar una cebolla, de ser posible un poco "pasada" o podrida...

5.- Por $1 más comprar una "ensalada de tomates; lechuga y demás sobras", ricas en vitaminas -aunque sean algo "pasaditas"...

6.- Por otro $1 más, comprarles algunos desechos, por ejemplo: un litro de "patos" (o vómito, pero que sea sano...).

7.- Irse cagando a la casa y meter todo en una cacerola y hervir todo -no en la hornalla-, sino en una fogata con rejunte de madera berreta -se entiende-, que encontremos en la calle.

8.- Cocinar a fuego lento para que nos de la sensación de tener un tremendo puchero que nos dure dos (2) días.

9.- Servirle a nuestros hijos y que les sirva para ésos dos benditos (2 días).

Postre:

A.- Pedirle a la vecina una cucharada de azucar -o cagar a la misma-, porque nunca se la devolveremos.

B.- Hacer un almibar con las sobras que deja la vieja de enfrente en el tacho de basura y hacerce el pelotudo, por ejemplo a las 4 de la mañana.

Total $ 5:

Los chicos se sentirán felices y "chochos" con el menjunge conseguido; y con la excusa de haberles metido el cuento que la felicidad está -a Dios gracias y con Fé- siempre de nuestro lado.

Después de todo en Sierra Leona se come peor...

Igual, para que no tengamos la sensación de ser considerados marxistas, le deseamos a la Yegua que se pudra como se pudren las personas de mala leche.

Dicho lo cuál se despido con afecto desde el ciber,

Esteban Falcionelli