Según lo que se colige de la atenta observación de los últimos lustros de lucha armada tradicionalista, lo que se nos enseñó cómo lógica clásica –los benditos silogismos en BARBARA, CELARENT, DARII, FERIO...– no es más que un invento del arqueologismo modernista.
No hay ninguna verdad en el cuentito matematicista de términos mayor, menor y medio ni en la estructura de mayor, menor y conclusión: son mitos con los que nos esclavizó la intelligentsia relativista y bolche.
El verdadero silogismo, el que siempre ha enseñado la Iglesia, ese del que se sirvieron siempre los doctores seguros –desde Trento hasta Vaticano I– y de cuya irrefragable fuerza probatoria se sirven hoy sólo los auténticos francotiradores, se forma como sigue:
Premisa mayor1 - principio general per se notum negado por la propaganda modernista*
Premisa mayor2 - principio general per se notum negado por la propaganda modernista
Conclusión evidente, præcognita y universalmente accesible
Todo el que habla de premisa menor, prudencia u observación de la realidad hiere los oídos píos y es sospechoso de herejía. El que no está con nosotros está contra nosotros, y contra Cristo también. El que no ve la claridad de nuestros principios hasta en el más mínimo detalle es porque no quiere ver. Y nuestros principios son todo lo que hacemos, pero con moderación y matices: cuando hablamos de fobal es sólo magisterio ordinario... aunque decimos lo que siempre ha dicho la Iglesia.
Nota:
* Propaganda modernista es reemplazable por tibieza o traición de las autoridades pseudo-tradicionalistas y cripto-modernistas de la neo-fraternidad.