Acudo a Usted, Señor amor, aquì, en este estadìo,
en un estado de hipnosis ,casi sinestésica,
entre el olfato y la mirada lisonjera,
voy degustando su agasajo.
Y Usted me dice que se queman,
los leños que me encienden y me alejan,
y yo reclamo sus honores,
en una tabla de madera.
Asì nace esta ceremonia demorada,
mis secretos van a degustar su obra,
y desean volverse verbo, escuchar el cuchillo,
asediar ese manjar, llevarlo a sus labios,
cerrar los ojos, y decir: asado mio, tuyo, nuestro.
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Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia
como si ésta ya fuera ceniza en la memoria.