AL COMENTARIO DE MARIA LILIA GENTA

Enviado por Dardo J Calderon en Jue, 12/11/2015 - 12:57pm

Un comentario de alguien importante merece una contestación más elaborada. Entiendo que María Lilia Genta es importante porque es hija de un guerrero caído en combate, y ser “hijo de alguien”, para nosotros, sigue siendo un asunto para tener en consideración.

Su argumento es votar para ayudar a unos amigos con los que tenemos una deuda. Y estos son argumentos válidos y sinceros. Ya sea "por mejorar en algo la situación de unos amigos". o por tal o cual mejora o interés válido; repito fuera de joda, hasta el sanguche y la coca son argumentos válidos.

Lo que está mal es teorizar (como critica el autor de la nota comentada) y en ello darle alguna legitimidad al sistema o entrar en una dialéctica de opuestos que es falsa; todo es el mismo proceso con vaivenes que lejos de significar mejoras, aseguran la permanencia del sistema de revolución permanente. Si Macri me garantizara que salen los seis o siete amigos que tengo en esa situación, voy yo y llevo toda la familia a votar. Pero estoy convencido que no lo va a hacer (puedo equivocarme), que son argumentos de punteros para rescatar bolsones de votos, (como el caso de Abel Albino para tomar votos del catolicismo conservador, y que una vez puesto a la luz su ideario, fue negado bastante más de tres veces). Son cosas que se dicen en el secreto de grupos y que serán negadas no bien salgan a la luz.

¿Cuáles serán los vientos que impulsen al próximo gobierno? No lo saben ni ellos, todo pronóstico es falso y engañoso; ya aparecerán ocultos entre la bruma los verdaderos capitales e intereses que dictan el argumento y quizá Macri termina siendo en los hechos más maoista que Zanini (como Menen terminaba siendo más neoliberal desdiciendo todo lo previsto, y no porque fuera una astucia fraudulenta, sino porque ni él mismo sabía que iba a serlo, hasta que aparecieron los poderes). Lo cierto es que una cosa son los argumentos para llegar al poder, y muy otra lo que se hace cuando se llega al poder y aparecen los que van a mandar de verdad, de los cuales estos van a ser agentes.

Es cierto que hay una "estética" (más zurda o menos zurda, ya nunca de derecha) que campará en aquellos sectores a los que el capital deja con un poco de libertad (como la educación, la justicia, la policía, etc), y esto puede significar en la estética una cierta mejora de la situación personal o grupal, que hay que saber captar para salvar la ropa y que puede significar el mantener bolsones de resistencia en las universidades, u obtener ciertas pronunciaciones judiciales favorables de jueces que dentro de la estética comienzan a atreverse a sacarlas, o mejoras policiales con respecto a la seguridad porque hay policías que se atreven a algo más, pero esos capitales ya aprendieron hace mucho que lo importante es que esos sectores se mantengan en gran confusión y contradicción, y no permiten que nunca cuaje algo sólido.

Vean los temas del “debate” entre los dos candidatos, entre ellos hay uno de “derechos humanos”, que servirá para ensartar a los dos en un cierto compromiso ideológico que no van a soltar, pase lo que pase.
Sin embargo el que la cosa vaya del centro a la izquierda cada tanto, es bueno para el sistema general. Lo americanos dejaron el vaivén instalado en el doble partido para satisfacer los cambios de humor, o de estética, y asegurar la continuidad. Pero hay cosas que ya no aparecerán más y que llorarán George de Santayana en su retiro monacal o Ezra Pound en el loquero.

Estas mínimas y cada vez más desleídas formas de existencia que se le admiten a las “derechas” desde el sistema, como proceso de digestión social hasta que puedan ser finalmente excretadas, han sido nuestras esperanzas en el sistema democrático, y han sido también las que han marcado el proceso de deserción y licuación de las verdades. Tiempo atrás en estas rendijas colocábamos a un Soaje, a un Calderón Bouchet o a un Genta en lugares más o menos importantes. A un Quantín en la justicia o en la policía, pero ya los personajes que quedan para pasar el tamiz son lamentables, cuatro de copas balbuceantes en un municipio piojento, profesoretes de quinta en universidades hediondas. Vean el caso de Abel Albino, “tienes un lugarcito”, pero ya resulta vomitivo para el sistema general; a pesar de que esgrimió argumentos del más puro naturalismo y del más obsecuente pluralismo, un resto de hombría lo hace impasable (no pudo desdecir su pertenencia al Opus, que era lo que se le solicitaba, aunque la defensa de sus principios se basó en un principio natural, médico y emotivo). (De la otra parte el pobre Del Caño – me da ternura- yendo a cambiar los dólares ahorro del sueldo: el sistema se tragará al trozkista. ¡Me imagino al Che yendo a la casa de cambio para ahorrar! ).

El proceso en la religión es el mismo, no quiero abundar. Entonces… pues es necesario un cierto Caponnettismo, pues de seguir esta táctica de repliegue, no va a quedar nada que valga nada y, creo que ante Macri, la dilución que se necesita para sobrevivir, o para lograr algunos bolsones que ya nada significan en términos católicos, obligan a un cierto fatalismo y a un ponerse en manos de Dios.

Repito, el argumento de Lilia me toca de cerca, y es más, me contentaría con una prisión domiciliaria, pero una vez muertos estos últimos “corderos” por los que habría que hacer concesiones, ya no me vuelvan con salvar una cátedra, un juzgado, una garita de seguridad o el alumbrado y barrido. No me vengan con que hay que tener en puestos a unos pobres residuos del catolicismo, confusitos, cagaditos, calentitos; u optimistas, emotivos, emprendedores y humanistas. Este es el último argumento que acepto porque no me atrevo como aquel General del Alcázar de Toledo, a decirle a mi hijo que se encomiende a la Virgen.

Después de esto, se pueden ir todos a la mismísima mierda.