Según lo visto en el artículo anterior, podemos resumir que en el mundo hay una fuerza económica financiera que se encarna en un acuerdo de empresas multinacionales, coordinadas por una banca internacional, que pretende convertir al mundo en un “mercado” y, para ello pretende borrar las diferencias nacionales, en especial fronteras y barreras aduaneras, y que se da cuenta que en esta tarea no puede prescindir de ciertas particularidades “culturales”. Que de alguna manera habría fracasado el intento de hacerlo hasta ahora por imposición de una ideología única que sería el democratismo americano. La búsqueda es la del interés económico que sepa soportar mayores diferencias en un pluralismo más abierto para la mentalidad americanista y una clase dirigente surgida del management de las empresas. En la tarea de lograr esta ideología más abierta y comprensiva, es fundamental el papel jugado por la iglesia Católica, que es quien ha efectuado la mejor síntesis para la mentalidad europea y de allí las loas a la misma desde mundo del management. Del otro lado, quienes se resisten a este intento, son las naciones socialistas de pasado comunista, quienes pretenden un orden mundial a partir de una organización de “naciones” comandadas por “políticos”. Esta reyerta mundial cruza la historia de todos los países y en algunos, significa un estado de guerra que se libra entre facciones internas, cada una apadrinada por alguno de estos poderes mundiales. Sin embargo no todos están de acuerdo que es “esto” lo que ocurre, de manera protagónica, en el mundo como escenario principal. Para otros lo que ocurre es un debilitamiento de las ideologías occidentales en esta concepción puramente economicista y ciega, frente al poder de los fanatismos políticos religiosos, que anuncia un avance imperialista del Islam. Y esta sería la verdadera batalla, es decir, el Islam contra un mundo que envuelto en sus cálculos económicos, no se da cuenta que va a ser esclavizado por esta ideología religiosa que lleva las de triunfar hasta ahora. Aclaremos: una postura entiende que lo ocurre en el mundo es esta reyerta por el poder económico de la que hablamos anteriormente, y el fenómeno del Islam es una agitación provocada en medio de esa lucha; fogoneada, financiada, armada y sostenida por estos dos poderes mundiales, y aprovechada para producir los cambios que cada uno quiere para su interés, pero mantenida en un límite que puede ser aniquilada una vez arreglado el resultado en la esfera superior. La otra postura entiende que esta turba agitada, ya pasó los límites de un terrorismo controlado, que se les ha ido de las manos en esta ceguera economicista y liberal, y que amenaza la civilización occidental misma, haciendo previsible su invasión de no surgir una fuerza espiritual que convoque las tradiciones occidentales y cristianas. En suma; el “cuco” islámico se inventó, se armó, se financió. Eso todos lo sabemos. El bando de las multinacionales lo usa para que el mundo burgués le pida la protección de un enemigo al que, ellos están seguros, tienen controlado y pueden dar las soluciones una vez que se les entregue todo el poder. Lo mismo el mundo socialista. Y cierta gente, piensa que ya se les ha ido de la mano, que ese “cuco” tiene fuerza propia y se vuelve imparable con la ideología moderna, que lo único que lo va a parar, como buena religión diabólica, es una reacción religiosa del occidente que no puede ser otra que la cristiana. Esta última postura es la que encarnan ciertos sectores de derecha y religiosos. ¿Porque de verdad lo creen así? ¿O quizá, porque ven en este embate islámico la oportunidad de oro de un renacimiento de los sentimientos cristianos? Entonces, puede pasar que ese “cuco” islámico también pretenda ser utilizado por esta gente. ¿Quiénes son? Veremos. Estaba haciendo yo un estudio sobre la mentalidad de Roberto De Mattei y otros conservadurismos católicos, y puesto a redactar estos dos artículos (cuyos datos salen de los trabajos publicados en Le Monde, Le Figaró y New YorK Times; no crean que se me ocurrieron a mi) me encuentro con que la Porta Latina, publicación de la Fraternidad en el Distrito de Francia, trae un artículo del mencionado De Mattei, en el que ideas más o ideas menos, dice que el Islam es una fuerza que se descontroló y que va por la conquista y destrucción del occidente, en concreto, que va por Roma. Que frente a este monstruo religioso, sólo se puede oponer una religión de signo contrario, y que la ceguera ideológica de Europa y EEUU, están impotentes frente a esta avalancha a la que crearon, pero que ya los rebasa. Se viene una tercera guerra que es una guerra de religiones, y si no oponemos una religión, pues será una conquista fatal. Se me caía el alma de ver a los míos citando a un pensador al que yo estaba atacando por varias razones. ¿Esas razones (que resumo se basan en un concepto diferente de tradición y en una esperanza terrena de tipo milenarista que fuerzan una interpretación de la historia en un sentido determinista), son las que le hacen concluir mal al mencionado autor en este problema? ¿O son cuestiones diferentes? Repasemos el planteo. ¿Es el Islam el enemigo? ¿Se trata de una batalla entre Islam y occidente en la que el occidente demuestra su debilidad como efecto de una ideología liberal que lo deja indefenso? O no. O en realidad se trata de una batalla entre dos facciones surgidas de la ideología economicista que usa al Islam como “cuco” y que, tal cual todos los casos de terrorismo histórico, una vez terminada la reyerta principal, van a ser puestos rápidamente en caja. La dificultad para apreciar si estamos frente a una u otra situación, viene de que el Occidente (ex cristiano) tiene todos los medios materiales para aniquilar este brote islámico (el dinero, los ejércitos, las fábricas, es decir, todos los medios) y sin embargo no reacciona. ¿Por qué no lo hace? Unos entenderán que no lo hace por una debilidad espiritual, una especie de suicidio ideológico, que así como la ha vuelto víctima de una decadencia moral inédita, lo ha vuelto indefenso frente a una ideología religiosa. Ideología religiosa que ha penetrado con población inmigrante todos los países y que se apresta para dar un golpe. La estrategia de esta penetración es mostrar un costado pluralista y tolerante, que es falso y engañoso, para ser aceptados, y en realidad ser una fuerza violenta que se agazapa para un ataque casa por casa. La debilidad provendría de esa imposibilidad de entender lo “religioso” como fenómeno, ya que esta sociedad ha perdido todo sentido de ello. Otra interpretación sería esta. El occidente no pone todas sus fuerzas en acción para aniquilar al Islam, porque este está haciendo un trabajo sucio que le conviene a las fuerzas en pugna. Ya que en realidad es una fuerza poblacional grande, pero que carece de medios para librar una guerra; no tiene moneda, no tiene ejércitos (el Libio y el Irakí que eran poderosos fueron aniquilados), no tiene fábricas, ni siquiera tiene un comando único y sufren enormes disidencias violentas entre las facciones. ¿Cuáles serían estas tareas? Primordialmente el terror, el miedo. Una sociedad burguesa y confortable no puede ser llamada al esfuerzo ni a la austeridad por medio de una disciplina espiritual, tienen que hacerlo por el miedo; los electorados sólo aceptarán esfuerzos y cambios incómodos o novedosos, por el terror de una fuerza externa. El mundo entero muerto de terror tiene que reclamar a gritos una sociedad policial que limite los famosos derechos humanos y la libertad total del despilfarro, que encima pretende mantener un cierto chauvinismo nacional. En segundo lugar, sus disidencias internas permiten a ambos bandos en pugna no dejar que coagule un régimen unificado en una zona de importancia vital, tanto energética como geoestratégica. Es claro que desde la Primera Guerra hasta la destrucción del Líbano, Irak, Libia y ahora Siria, todo régimen que intenta hacerse sólido, por una u otra excusa es rápidamente aniquilado y lanzado a la más terrible anarquía, de la cual no es la menor, la disidencia religiosa de facciones demoníacas que se masacran y que en aquellos regímenes habían llegado a un cierto entendimiento. El único poder que se consolida y organiza, es el poder de Israel. En tercer lugar, enormes poblaciones cristianas de esas zonas son llevadas mansamente al exterminio sin que nadie mueva un pelo. Uganda, por ejemplo, cuenta con 50 millones de católicos que están siendo exterminados por las fuerzas terroristas islámicas. Entonces, para esta última interpretación, el occidente lejos de ser una fuerza decadente con una ideología pacifista que se entrega al enemigo, es en realidad una fuerza aún más diabólica que juega al lobo disfrazado con piel de cordero. Sabemos que en Yalta los americanos coincidieron que había que hacer un genocidio de los alemanes que habitaban en las zonas del noreste europeo, pero no querían para su ejército esa tarea sucia, lo hizo la Rusia comunista, bajo el silencio cómplice y el salario territorial de los aliados. Muy al contrario de Roberto De Mattei y de quienes receptan su prédica, yo entiendo que es esta última la interpretación correcta de los hechos, interpretación que resulta abonada por innumerables datos. ¿Por qué se ve de la otra manera? ¿Por qué Porta Latina prefiere la otra interpretación? En primer lugar porque los occidentales no creemos que estos hombre tan civilizados que rigen nuestros países y que se parecen tanto a nosotros, puedan estar concibiendo tamaña crueldad con tanta frialdad. Y en segundo lugar, porque los cristianos no se han dado cuenta que estas sociedades burguesas, no sólo no conservan un ápice de la cristiandad que les dio origen, sino que esta falsificación de los contenidos cristianos se ha convertido junto con el economicismo reinante, en la más perversa de todas las ideologías concebidas en la historia del hombre. El Islam denuncia a nuestra “civilización” como la cumbre del demonismo, ataca como muestra y símbolo, a gente que estaba en un recital en que se cantaba “Kiss de Devil”, denuncia la cobarde crueldad que este mundo aplica al suyo desde el 16 con el Sykes-Picot, hasta la fecha. El financiamiento y provocación de la desunión, de la destrucción; la utilización de esos pueblos para resistir enemigos, y luego la más horrible traición (desde Lawrence de Arabia, Ben Laden, Sadam Houssein, Kadaffi, Al Assad y una larga lista, sin que pasemos de largo la instalación del sionismo en Israel). El mundo occidental los tiene bailando una guerra interna, feroz y despiadada desde hace cien años. Desperdiciando sus riquezas que son expoliadas, robadas, desperdiciadas. Destruyendo sus hermosas ciudades. Azuzando sus demonios (que no son pocos). Matando de hambre y de enfermedades – cuando no de bombardeos- sus niños y mujeres. ¿Qué es lo que llama la atención de tal deseo de venganza? Si realmente eso es el mundo “cristiano”, entiendo el odio que ha provocado y se justifica la acusación de satanismo. No se me oculta que la matanza de católicos está también programada en esa estrategia, como es muy posible que la bomba de Nagasaki fuera decidida porque era un emplazamiento católico en Japón, y no por razones de clima y a último momento, como se alega. En suma, porque vivimos esta vida burguesa disfrazada de racionalidad, de compasión, de filantropía, de solidaridad; no estamos conscientes del costo de esta vida cómoda. De la enorme cantidad de maldad que desplegamos para sostener este tren de vida en las periferias del mundo, y claro, cuando les decimos a nuestros dirigentes que son crueles, ellos nos miran despectivamente y nos dicen: ¿y como mierdas pensás que estamos sosteniendo tu calentita y divertida vida de despilfarro? La versión de Roberto De Mattei – que difunde la Fraternidad en la página mencionada- me parece no sólo desacertada, sino influida por una visión milenarista de la historia (esto lo explicaré en artículo aparte). El Islam es una ideología política que está bien calibrada por los poderes mundiales, que la vienen usando para sus intereses desde hace cien años. No pasa de ser un problema – grave- policial que no se desarma porque hoy no conviene, y cada vez que pudo convertirse en un problema militar (por constituirse en una Nación Organizada), más fácilmente fue aniquilado a toda velocidad. Que todas estas aniquilaciones no fueron para organizarlos sino para provocar un torbellino de odio y muerte, un desorden mayor. Los gobiernos occidentales no son unos estúpidos a los que se les está yendo el problema de las manos, son unos malditos que están manipulando un demonio, y de esta guerra de odio no saldrá el renacer de una cristiandad heroica (esta está siendo martirizada en esos países), sino que saldrá una burguesía más aterrorizada, que tendrá que pagar su oxígeno y su vecindario, para una vida cada vez más cara y policial que impondrá su sistema economicista a fuerza de lanzar demonios a la calle. El Islam sí es comprendido por estos gestores del occidente, es comprendido porque no es religión, sino que es una ideología para el poder como la de ellos, pero de una frontalidad ridícula. Lo que ellos nunca comprenderán es a Cristo y a todos los mansos corderos que están siendo masacrados en el mundo. ¿Implicará la sangre de los mártires la posibilidad de un nuevo renacimiento cristiano? Yo creo que no. El Vaticano se encargará de que no ocurra, con el vaciamiento de todas las fuentes sacramentales y los cimientos doctrinarios. Los mártires claman al cielo desde los altares, si los altares se cierran y se falsifican, sólo queda el yermo. ¿Caerá Roma bajo el poder Musulmán? Yo creo que la caída de Roma ya está efectuada bajo un poder mucho peor. ¿Las mujeres cristianas serán esclavizadas sexualmente por el turco? Yo creo que ya han sido esclavizadas sexualmente por el liberalismo. Esa pesadilla que vemos venir del Islam es sólo la conciencia culpable de un mundo entregado a la peor de sus realidades conscientes, que es la Apostasía de la Verdadera Religión. Roberto De Mattei se equivoca, el Islam puede ser derrotado en dos días; y sus llamadas desesperadas a la reacción de occidente sólo nos hará caer en manos de un vencedor fraudulento, que inventó al enemigo, y que nos hará caer en la más espantosas de las esclavitudes que gozaremos como una liberación, una vez que se haya disipado el terror paralizante de un monstruo prefabricado. PS.- El artículo anterior eran datos obtenidos de estudiosos. Este es una interpretación de mi coleto.