1) Siendo casi el mediodía de este sábado 5 de julio, no conozco todavía el resultado de la votación en el Congreso. Me inclino a creer que los secuaces -diputados no son- de La Gavilla ganarán la partida, salvo que algún paniaguado se dé cuenta de que si vota a favor del insensato proyecto, no podrá caminar más por la calle, a menos que vaya custodiado por el grupo SWAT.
2) En caso de obtener un resultado favorable, será un triunfo a lo Pirro, y La Gavilla se desangrará, porque ya no provoca miedo, ni mucho menos respeto. La ciudadanía le ha tomado el tiempo y sabe que con un par de cacerolazos las estantería se viene abajo.
3) Pero no por eso hay que pensar que el Matrimonio de Descalabrados Mentales desistirá de sus empeños para conseguir que no sólo el campo se ponga de rodillas, sino que lo haga el país todo. Con este propósito demencial, nos colocarán al borde de la guerra civil.
4) En el marco de esta terrible situación, La Gavilla ya cuenta con un ejército de 1.500 sicarios bien armados, apoyados por 5.000 cuadros logísticos que fungirán de comisarios políticos zonales. Para esta tarea se han preparado las distintas “organizaciones sociales” (la Federación Tierra y Vivienda del seboso Luis D´Elía, el Movimiento Libres del Sur del erpiano Humberto Tumini, el Movimiento Evita del montonero Emilio Pérsico, el Movimiento Octubres, La Cámpora, el grupo Compromiso K, la Juventud Peronista, el Movimiento de Unidad Popular). Lo base de los datos que aquí doy se puede encontrar en el sitio del muy informado Jorge Asís (Ver la nota “Enfierrados”).
5) En estas vísperas de prueba, el que se baje del caballo pierde. Y a los que están de a pie, les digo que pongan la pata en el estribo y se encolumnen. Les aseguro que tendremos el honor de dar pelea y dar pelea significa que la Argentina todavía tiene su corazón intacto. Y eso no es poco. ¡Ánimo, compatriotas!.