La foto es sospechosa. Me tinca que el rabino Bergman anda como enamorado de Judas Bergoglio.
Si hay amor, ¿qué dirá la gente?, pues, que diga lo que quiera le decía un trolo a otro. A otro trolo…
Un asquete, una vergüenza ecumenista, una patraña más del nefasto diálogo interreligioso y toda esa canallada que tiene a tantos católicos confundidos. Al menos a los que se comieron el sapo del modernismo.
Santo Padre, bien vendría una expulsada masiva de la Catedral Metropolitana, y de todas sus dependencias, o curros que la circundan. Lo de la circuncisión es asunto de la mano de obra del rabino...
C.R.E.C.E.S.: Ni jeta tienen.