La
Imagen de nuestra excelsa Patrona llegó a estos lares en el siglo XVII. De
hecho, un culto a la Virgen del Buen Viaje en la cañada de Juan Ruíz está
documentado como dato de la tradición desde 1637 (dicho año se consigna en la
gran lápida sipnótica colocada en la santa iglesia catedral).
A aquel
lejano tiempo se remontaría también la erección de un pequeño oratorio o ermita
de carácter mariano, posiblemente ubicado en la intersección de las actuales
calles N.S. del Buen Viaje y La Roche, sitio donde se erige un monolito que
memora aquella primera (y seguramente precaria) capilla.
La
Imagen que hoy en día se venera en el Altar mayor de la catedral-basílica
moronense es, casi con certeza, una pieza de origen español, de las llamadas
tallas de vestir, magníficamente arropada ahora con un espléndido manto azul y
túnica blanca.
Tales
colores no son antojadizos ya que se trata de un título propio de la Límpia y
Pura Concepción de María, piadosa doctrina en aquellos siglos y desde 1854 dogma
de fe católica, así definida por el beato Papa Pío IX.
España y
Portugal fueron los paladines de semejante proclamación dogmática y, desde antaño,
sus reyes y prohombres juraban defender, incluso con la vida, este singular
privilegio de la Madre de Dios, concebida inmune de pecado original y exenta de
todo pecado en previsión a los méritos redentores de su Divino Hijo.
Sin ir muy lejos, nuestro propio Manuel
Belgrano, creador de la bandera, juró dicha doctrina en su graduación académica
en la Universidad de Salamanca.
Tales
pueblos y tales precursores conocieron con vigorosa claridad que la Virgen Santísima
había sido la primera de las criaturas humanas redimidas y, por lo tanto,
prototipo de toda la Iglesia universal (ejemplo formidable de recia eclesiología
cristológica).
De Ella,
por la vía de la Casa de Borbón, toman origen los colores de nuestra bandera
nacional.
Por amor
a las Españas sobre las cuales principiaban a reinar (en el s.XVIII después de
la guerra de Sucesión) los adoptaron los soberanos de dicha ancestral Casa dinástica,
todavía hoy dinámicamente viva en los senderos de la legitimidad.
Gracia
sin igual desborda del rostro de María en esta señalada advocación y una
expresiva ternura se despide desde sus serenos ojos que, en todo momento, se
detienen sobre las anhelantes miradas de sus piadosos hijos y devotos, extremos
de mansedumbre y confianza que se acentúan en la extensión milagrosa de sus
manos, en actitud permanente de socorrer.
Ella
presidió el nacimiento de nuestro Pueblo: "en aquel poblado/que apenas nacía/Virgen
del Buen Viaje/tu merced venía". Y Ella también presenció el paciente pero
ininterrumpido paso de carretas y viajeros por el camino real hacia las remotas
regiones de Cuyo, Chile y el Alto Perú: "A lejanos reinos/va la
caravana/Virgen del Buen Viaje/en clara mañana". Todavía en la década de
1820 lo transitó la primera delegación apostólica después de los sucesos de
1810 en viaje a Chile, presidida por Mons. Muzi y cuyo secretario el canónigo
Mastai-Ferratti sería después ¡justamente el Papa Pío IX!.
Ella
fue, por supuesto, el auxilio obligado ante las avanzadas del malón infiel:
"se refugia el pueblo/al ver el malón/Virgen del Buen Viaje/en tu protección",
tal como acontece en nuestros catastróficos días ante el imparable vendaval de
la barbarie agnóstica y relativista y la inundación de la escatología mediática.
Morón
fue fortín civilizador adentrado en las pampas y este es el signo que siempre
ha de prevalecer (por ello se alza con orgullo en el escudo de nuestra
Universidad).
Y Ella
también acogió en su seno a la patria suplicante que, desde Morón y Luján (otro
bastión principal de la Purísima, éste desde 1630) la aclamaba: "allá en
Buenos Aires/la patria nacía/Virgen del Buen Viaje/Tú la recibías".
Estas
bellas coplas del inolvidable P. Edmundo Vanini consagran el auténtico espíritu
marial que caracteriza la devoción a nuestra querida Señora, cuya fiesta litúrgica
se celebra el 5 de octubre, ahora "día de Morón", cuya Imagen santa
engalana (aunque algunos se quieran resistir) el Escudo municipal diseñado por
el artista plástico Montero Lacasa, bajo la inspiración del P. Vanini.
En 1958
el Papa Pío XII, de feliz memoria, creaba la diócesis de Morón, puesta bajo el
patrocinio de N.S. del Buen Viaje y en 1963 elevaba su sede catedral al rango
de basílica menor.
El 19 de
noviembre de 1961 tuvo lugar la coronación pontificia ejecutada conjuntamente
por el Nuncio apostólico, el Cardenal primado y el primer obispo local, el gran
pastor de almas Mons. Miguel Raspanti y con el padrinazgo del Dr. Arturo
Frondizi, presidente de la Nación y su señora esposa.
También
en tal ocasión la Santa Sede dotó a la festividad de misa y oficio propios en
lengua latina, hoy absolutamente desconocidos e inhallables. (*).
Quienes
Te amamos y veneramos nos postramos ante tu Altar y con voz firme y tono
confiado en medio de las tormentas que sacuden a Morón, a la Patria y a la
Iglesia, te invocamos: "¡Morón siempre tuyo/por Reina te aclama/Virgen del
Buen Viaje/tus gracias reclama!/Decir de loores/suave letanía/Virgen del Buen
Viaje/al cielo nos guía".
Ricardo Fraga