El Hombre Gargajo

Enviado por Esteban Falcionelli en Mar, 20/10/2009 - 8:01pm

 

Corto era de estatura,
Feo, renegrido y cejijunto,
Mas con su gran habilidad,
Al más pintado ponía iracundo,

Con sus dientes picados,
Lavárselos era un dolor,
Además que ello estorbaba,
A su salivero pundonor,

Lo demostraba todos los días,
Pero en especial por la mañana,
Cuando en la sucia taberna,
Con aguardiente se despachaba,

Después venía el cigarrillo,
Fuerte y picado tabaco negro,
Comenzaba a crujirle la garganta,
Con el gargajo que le salía de dentro,

Carraspeaba roncando en día,
Acobardando al porcino gruñido,
Entre marrón, verde y sanguinolento,
Resultaba su salivazo florido,

Y en esto que un día,
El esfuerzo le fue traicionero,
Y así se convirtió en chamusquina,
Lo que asomaba como pedo,

Llegó a su casa almidonado,
Mas a la calle no privó,
De un escupitajo olímpico,
Que en el suelo bien selló,

Su buena estrella permanece,
En aquellos que le recuerdan bien,
Cuando sus entrañas escudriñaba,
A primera hora haciendo llover,

Así, intentando una de sus proezas,
Un buen día la palmó,
Pues de lo grande que era el gargajo,
A nuestro pobre héroe ahogó,

Gargajo verde, verde esperanza,
Verde como viejo verde que era,
Lanzamientos de campeonato,
Potencia viscosa y hociquera,

Benito Cármela se llamaba,
Más conocido como el hombre gargajo,
Lo que se pierden los más nuevos,
Por no haberlo conocido, carajo.