El Ecumenismo en Crisis

Enviado por Esteban Falcionelli en Jue, 17/12/2009 - 7:20pm


En reciente carta del vice-presidente del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Externas de la Iglesia ortodoxa rusa leemos afirmaciones sorprendentes. “Por décadas -afirma el hieromonje Ryabykh- los intentos de los cristianos de elaborar una posición teológica común no han tenido éxito. Actualmente, incluso sobre los temas éticos hay tensiones y desacuerdos que en el pasado no existían”.

Como consecuencia de esto, el patriarcado de Moscú acaba de suspender las actividades ecuménicas con los luteranos, puesto que estos han elegido a una mujer como jefa de la Iglesia reformada y no es posible que una mujer tenga la sucesión apostólica... argumento elegante y rotundo que implica otras realidades irreversibles.

Los temas morales (homosexualidad y matrimonio, divorcio, contracepción, perspectiva de género, aborto...) ya han puesto un grave obstáculo previo a todo diálogo teológico.

Otro signo: la Carta Apostólica del Papa Benedicto XVI dando una amplia acogida a los anglicanos tradicionales, en su deseo de “reintegrarse” a la Iglesia Católica. No se trata de acercar posiciones cediendo cada uno un poco, algo que se parece más a una negociación comercial. El diálogo ecuménico, tal cual lo definía ya la encíclica Mortalios animos de Pío XI solo puede tener como objeto la reintegración de los disidentes a la plena verdad católica, hoy eufemísticamente denominada “plena comunión”, la cual frase cual implica pero no explicita que no hay posible comunión sino en la verdad (y en la caridad).

Dice ahí el papa, condenando avant la lettre el ecumenismo en curso hoy: “Tales tentativas no pueden, de ninguna manera obtener la aprobación de los católicos, puesto que están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables, pues, aunque de distinto modo, todas nos demuestran y significan igualmente el ingénito y nativo sentimiento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos obedientemente su imperio.

“Cuantos sustentan esta opinión, no sólo yerran y se engañan, sino también rechazan la verdadera religión, adulterando su concepto esencial, y poco a poco vienen a parar al naturalismo y ateísmo… de donde claramente se sigue que, cuantos se adhieren a tales opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la religión revelada por Dios”.

Es posible decir, sin temor a juzgar con temeridad, que la Carta Apostólica Anglicanorum coetibus ha sido un golpe en la columna vertebral del "ecumenismo" según se lo define en el párrafo anterior. Porque mientras las comisiones ecuménicas e interreligiosas agonizan en diálogos interminables, o se reúnen para espectáculos bochornosos, en el breve reinado del papa teólogo se ha logrado un formidable éxito con la pars sana del anglicanismo que ha laborado su camino de vuelta hasta en el rescate de un rito litúrgico tradicional y ahora se trabaja muy estrechamente con la ortodoxia Rusa.la Carta Apostólica.

En este sentido, las declaraciones del Arzobispo Hilarión, “número dos” de la Ortodoxia rusa, las del propio Patriarca Kiril y los pasos concretos dados hacia una declaración conjunta en la que Catolicismo y Ortodoxia rusa reivindican la “tradición cristiana” con expresa exclusión del protestantismo (según ha dicho el propio Kiril con todas la letras) nos abre un nuevo rumbo en esta materia, en la cual no faltan, ciertamente obstáculos que sortear.

Así pues, en esta declaración contará, según puede presumirse de la información que van revelando los protagonistas, con la pertenencia a la tradición de la Iglesia, es decir, será esencial que las partes tengan sucesión apostólica y los mismos fundamentos teológicos de la moral cristiana, no una mera actitud negativa de condena de los vicios que cada cual fundamenta a su gusto.

En este sentido, la Declaracion de Manhattan está muy lejos de lo que se prevé entre Roma y Moscú. Dicha declaración incurre en varios errores doctrinales graves, como la negación de la realeza social de Jesucristo y la equiparación teológica de todas las confesiones cristianas.

Finalmente, otra forma de “ecumenismo” descarriado que se va imponiendo, con la participación lamentable de algunos prelados católicos, es la de la “defensa del medioambiente”.  Como dijéramos en otro post, algunos han llegado a fundar una religión sobre estas bases, como el ex fraile, lider mediático de la Teología de la Liberación, Leonardo Boff, ahora ceremoniero del culto a Gea, y cuya lamentable “liturgia” hemos visto en los medios estos días.

A propósito, el Papa acaba de aclarar, en su mensaje del Día Mundial de la Paz: "Por otro lado, una correcta concepción de la relación del hombre con el medio ambienteno lleva a absolutizar la naturaleza ni a considerarla más importante que la persona misma.

"El Magisterio de la Iglesia manifiesta reservas ante una concepción del mundo que nos rodea inspirada en el ecocentrismo y el biocentrismo, porque dicha concepción elimina la diferencia ontológica y axiológica entre la persona humana y los otros seres vivientes.

"De este modo, se anula en la práctica la identidad y el papel superior del hombre, favoreciendo una visión igualitarista de la "dignidad" de todos los seres vivientes. Se abre así paso a un nuevo panteísmo con acentos neopaganos, que hace derivar la salvación del hombre exclusivamente de la naturaleza, entendida en sentido puramente naturalista." (VIS, 15 de diciembre de 2009).

Naturalista y ateo...

Escribe Marcelo González