lo habían proclamado abiertamente: ”El objetivo ya no es destruir a la
Iglesia sino más bien utilizarla por medio de la infiltración (y
destruirla desde dentro)”.
De hecho uno de sus portavoces, el ex canónigo francés Roca,
apóstata satánico de la peor especie, había profetizado ya a finales
del siglo XIX: ”El culto sagrado en la forma ordenada por la
Liturgia, el ceremonial, el Ritual (se refiere a la Misa Tridentina en
latín) y las disposiciones de la Iglesia Romana pronto sufrirán una
transformación en un Concilio ecuménico que le restaurará la venerable
sencillez de la edad de oro de los Apóstoles, acorde con los dictados de
la conciencia y de la civilización moderna.” (Y pensar que la primera de las
normas generales propuestas para la reforma litúrgica del Vaticano II
era que: “los ritos deberán caracterizarse por una noble sencillez”)
dicha reforma litúrgica fue obra del arzobispo Bugnini, a quien por fin
se había desenmascarado; “es verdaderamente lo que hace tiempo
sospechábamos: un francmasón.”
que fue alma y corazón de la reforma litúrgica pertenece a la
francmasonería, podemos pensar que no es el único. El velo que cubrió el
mayor engaño que jamás haya mistificado al clero y cofundido a los
fieles, está comenzando a rasgarse”.
(Documentos de la Alta Vendita de los
Carbonarios; publicados por el irlandés Mons. Dillon en 1885) Chapter:
Permanent Instruction of the Alta vendita: “Nuestro objetivo final es el de Voltaire y el de la
Revolución Francesa: la destrucción, para siempre, del Catolicismo e
incluso de la noción de lo cristiano…”
deseos”, no forzosamente uno malo (de hecho, “uno bueno” les convendría
más); más bien uno a quien pudieran instrumentar. La tarea que
emprendemos no es obra de un día, ni de un mes ni de un año. Puede durar
muchos años, un siglo tal vez, pero en nuestras filas el soldado
(masón) muere y la lucha continúa.”
La hora de la Alta Vendita
habrá llegado cuando sus agentes “hayan invadido todas las funciones.
Gobernarán, administrarán y juzgarán. Elegirán el pontífice que debe
reinar; y ese pontífice, como la mayoría de sus contemporáneos, estará
necesariamente imbuido de los principios humanitarios que pondremos en
circulación. Dejad que el
clero marche tras nuestra bandera creyendo siempre que marcha tras la
bandera de las Llaves Apostólicas.Echad vuestras redes como Simón Pedro;
tendedlas en el fondo de las sacristías, de los seminarios y de los
conventos y obtendréis una redada de “peces” aun más milagrosa que la
suya. Habréis pescado una revolución con tiara y capa pluvial, que
marchará con la cruz y nuestra bandera, una revolución que sólo necesita
un pequeño estímulo para incendiar el mundo”.
de SS León XIII, precisamente con la esperanza de impedir la concreción
de tales siniestros planes.
Nótese igualmente que no se trataba
de colocar a uno de los suyos en el trono papal, sino asegurarse la elección de un papa idealista,
inspirado por ideales humanitarios, al cual pudieran manipular. El clero
no resistiría las órdenes que le llegaran desde el Vaticano, por más
penosas que parecieren, precisamente porque consideraría que
obedeciéndolas marchaba “tras la bandera de las Llaves Apostólicas”.
Así pues, las sociedades secretas
que planeaban destruir a la Iglesia “reformándola desde dentro” no
buscaban sólo una nueva misa, como explicaba monseñor Graber. Todo debía
ser “nuevo”: “nueva” religión, “nuevo” dogma, “nuevo” sacerdocio,
aboliéndose toda sotana y hasta llegando a admitir el matrimonio.
¿Qué
alcance tuvo la influencia de las sociedades secretas en el Vaticano
II? El obispo Graber cree que fue apreciable, aunque no pueda, por
supuesto, aportar pruebas explícitas; él demuestra que las orientaciones
actuales de la Iglesia concuerdan muy estrechamente con las que
pretendía la estrategia de las sociedades secretas. En cualquier caso,
cierto o no, el resultado práctico final de las orientaciones
posconciliares viene a coincidir con el mismo objetivo de las sociedades
secretas.
destrucción de la Iglesia es una autodestrucción; San Pío X advirtió
que ésa era la intención de los modernistas (estrategia de las
sociedades secretas). De hecho, el patético estado al que han reducido
la Liturgia romana, brinda un testimonio desgarrador de la eficacia con
que estos enemigos perniciosos realizan su tarea. Von Hildebrand en su
libro The Devastated Vineyard, afirmó que si a un diablo “se le hubiere
encomendado la ruina de la Liturgia no hubiera podido hacerlo mejor".
Juan".