Querido compadre:
Ha transcurrido un largo mes desde tu lamentada dimisión y creo que llegó el momento de ofrecerte un panorama acerca de la situación de la casa, la que lamentablemente no sólo no está en orden sino que amenazada por algunos pícaros, quienes aprovechándose de tu bonhomía y de la natural confianza que depositás en las personas, siempre inclinado a pensar bien del prójimo y evitar los juicios apresurados, se han dedicado infatigablemente -aunque uno, por fatiga congénita, omitió cualquier tipo de dedicación- a torcer la derrota de la nave hacia las aguas turbias de la traición, resultando que hoy se encuentra a la deriva y a merced de las tempestades de la ambición, con lo que el riesgo del naufragio sería inevitable de no ser conque siempre podremos valernos de tu acción decidida y osada y de tu invencible poder, ya que de las situaciones más difíciles te has recuperado cual la mítica ave fénix. Y nosotros, tus fieles legionarios, aguardamos la señal para descargar la más sagrada ira que estos siglos hayan podido contemplar.
Te sorprenderá el medio que empleo para mi relación, pero como cada vez más desprendido estás de los instrumentos de comunicación con que tanto bien hiciste, alejándonos de diversiones y somnolencias, no para fastidiarnos sino para templar nuestro carácter y sublimarnos en la paciencia, habiendo conservado afortunadamente sólo el cibernético, dándonos así la posibilidad de darte o no bola y dejando de sobresaltarnos, desecho el "correo" por la posible irrupción de los hackers y acudo a éste, por la segura confidencialidad que ofrece, atento que ya casi nadie lo lee.
Y es precisamente ésta la manifestación primera de la traición, la de reducir la página a la trivialidad de las chiringallas, disimulada con la cita descontextualizada de los maestros, como si ellos en su apasionada tarea hubiesen llamado a la quietud o al repliegue, quedando desalentados tus conspicuos seguidores por estos nuevos sofistas, de emprender la lucha heroica y encaminada a la victoria que supiste señalarnos.
O este último pretendido homenaje, falso e irreverente por donde se lo tome, con el se te pretende ridiculizar, endilgándote hasta una actividad circense, que los que te conocemos, poseído de una hierática majestad y antítesis de cualquier histrionismo, no podríamos jamás tragarnos.
Pero, terminando ya con los preámbulos, pasemos prontamente a la denuncia de las conductas que conforman el meollo del oprobio.
En uno será la inacción, encubierta por el atoramiento en un sinfín de frivolidades, abandonando totalmente el servicio a pesar de la jerarquía castrense que en razón de su dejadez usurpa. Pero, en este caso no quiero cargar las tintas -o la pantalla-, ya que su represalia puede significarme un anonadamiento informático. Al fin y al cabo tengo mis flaquezas, aunque la Federica sostenga que lo único que presento son gorduras.
Sin embargo, el embate que significa una acción desmedida y artera ha sido protagonizado por aquél que impropiamente se identifica como esos nobles y característicos animales que pueblan la geografía navarra, cuya actividad distintiva es bajar de la montaña para atacar a la humanidad enemiga, principalmente rojos y cristinos. Éste, por el contrario, muerde la mano del amigo que generosamente le permitió publicar.
Para empezar, le ha dado espacio al "pensador cuiano", según el apodo de ese otro tipejo, vestido como petimetre -pero con toque pirenaico- del cual en su momento me ocuparé, permitiendo que difunda su graciosa teología, la que en su primer exposición sufriste en carne propia, es decir, en un asado hecho en tu casa y que perorando como estaba empecinadamente acerca de la gracia es que sucedió tu desgracia, dando los comensales las gracias por tu oportuno patatús, del que aprovecharon para huir despavoridamente.
Más, el sedicente navarro no sólo ha malversado tu tribuna: también se da dique como dueño de casa. Si no ¿qué sentido tiene la ingenua sospecha manifestada por Whiskerer, de que el del muñequito es uno de los nuevos propietarios? ¿Quién otro que el del gallito implume puede haberle hecho creer tal patraña? El trato de compinches lo denuncia y dicen encontrarse después de misa. ¿De qué misa? Seguramente que de esas del motu proprio a las que van los "tres cuartos", que son mucho peores que los de la "línea media". Al menos éstos lo aceptan a Francisco sin vueltas, absteniéndose de inventar eclesiologías esquizofrénicas como hacen aquéllos, abandonando la rotundidad del sí sí no no y acudiendo a escarceos propios de mujerzuelas, que sí que no que ni sí ni no, no como las damas que se precian, que por principios y en principio dicen que no, a veces tal vez y nunca sí .
Y hablando de los "tres cuartos", ahí lo tenemos al egregio borrachito. Qué bien encaja en el tipo de los maridos palanganas descripto por el "pensador cuiano" -que este tío tiene su talento, aunque menos de lo que se la cree-. Si los que lo conocemos sabemos perfectamente que es un solemne ignaro, que saca provecho de los afanes de su jermu -esa sí que la manya y la parla- para que aprenda algo y se presenta después, muy orondo, presumiendo de conocimientos históricos mal digeridos y peor que peor excretados. Fijate, que recién ahora se anima a asomar la cabeza. Al principio lo hizo tímidamente y como buena rata que es, cuando creyendo que estás ausente porque no comentás sus intervenciones, aprovecha para opinar todos los días; no se da cuenta que despreciás su vulgaridad y su figuronismo.
Pero aquí estamos los leales que, dispuestos a convocar a Adeodato, Patriotazo, Jack the Ripper, MAB y tantos otros que en este mes de tinieblas, haciendo mutis por el foro para que esa cáfila de bribones quedara enredada en su mediocridad, procuraremos devolverle a la página el brillo intelectual, la elegancia expositiva y la serena moderación que supiste imprimirle.
Tu recontra alcahuete