Año tras año la misma mentira

Enviado por Esteban Falcionelli en Mié, 11/11/2009 - 8:10pm

 

La
Noche de los Cristales Rotos



El próximo
lunes 9 de noviembre -si la ira justiciera de Dios no dispone lo contrario- la
Iglesia de Santa Catalina de Siena, de nuestra Ciudad de Buenos Aires, sufrirá
un gravísimo agravio, como lo padeciera la Catedral Metropolitana en años
anteriores, ante las mismas circunstancias.  Para que el dolor resulte aún más
lacerante, los primeros responsables de tamaña profanación serán nuestros
propios pastores.

 

Se trata de una falsa celebración ritual que se ha vuelto pecaminosa e
impune costumbre. La Arquidiócesis de Buenos Aires, por
un lado, mediante su Comisión de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso; y la
tenebrosa B’Nai B’rith por otro, co-celebrarán una “liturgia de
conmemoración”
“un nuevo aniversario de la Noche de los Cristales
Rotos”
en el. Tamaño oficio religioso -según lo anuncia regularmente la
invitación oficial de rigor- suma, además, los auspicios y las adhesiones de una
diversidad de instituciones judaicas, unidas todas con la jerarquía católica
nativa para “honrar y recordar” a las víctimas de “los nazis” que
“en la noche del 9 de noviembre de 1938, profanaron y destruyeron más de 1000
sinagogas, mataron a decenas, encarcelaron a 30.000 judíos en campos de
concentración [saqueando] negocios y empresas”
. El convite oficial correspondiente al 2009,
por su parte, agrega que el episodio recordado “significó el inicio de la Shoa
[…]
que llevó a la muerte a más de seis millones de judíos, entre ellos un
millón y medio de niños”
(Cfr.AICA, 3-XI-09); esto es, el mito completo y
canonizado, presentado con la misma categorizacion dogmática de siempre, contra
las más elementales reglas de la estadística demográfica
objetiva.


El hecho,
por donde se lo mire, constituye una mentira infame y una abominación que clama
al cielo.



Sucesión de
imposturas


Mentira es
que se acuse, sin más, a los nazis, de los luctuosos y reprobables hechos
conocidos como la Kristallnacht o Noche del Cristal, repitiendo
por enésima vez la versión institucionalizada por la propaganda sionista,
el aparato soviético y las usinas aliadas, ya varias y científicas veces
rebatida en sólidos trabajos como los de  Ingrid
Weckert, “Crystal
Night 1938"
, o “Flash Point, Kristallnacht 1938. Instigators, victims
and beneficiaries
”.

Mentira es que se oculte el asesinato, a manos del judío Herzel
Grynszpan
, del diplomático alemán Ernst von Rath, cuya alevosía -sumada a otras
acciones judaicas de similar tono- motivó la reacción violenta contra los
israelitas aquella noche trágica y condenable.

Mentira es que se calle la
evidente responsabilidad -tanto en el crimen de otro funcionario alemán, Wilhelm
Gustloff
, como en el aprovechamiento político de los desmanes- de la siniestra
Ligue Internationale Contre l’Antisémitisme (LICA), sobre cuyo mentor
Jabotinsky
podrían escribirse páginas de negras
acusaciones.


Mentira es
que se silencien las fundadas sospechas de la provocación intencional de este
pogrom por la mencionada LICA, eligiéndose cuidadosamente para su
estallido la noche del 9 de noviembre, fecha emblemática en la historia del
Partido Nacionalsocialista.

Mentira es que se escamoteen arteramente los
repudios públicos y privados, enérgicos todos, de los principales dirigentes
nacionalsocialistas a aquella jornada de desmanes y tropelías, que incluyen
declaraciones de Goebbels, Himmler, Hess y Friedrich de Schaumburg; así como
órdenes expresas de reponer el orden y de castigar a los culpables, a cargo del
mismo Hitler, de Viktor Lútze, jefe de las S.A, y del precitado Goebbels, en su
famoso discurso de la madrugada del 10 de noviembre.

Mentira es que se omita el
Protocolo del 16 de diciembre de 1938, firmado por el Ministro del Interior de
Hitler, Dr. Whilhelm Frick, repudiando tajantemente el criminal atropello, no
sin analizar seriamente sus reales motivaciones.


Mentira es
que se hable de “1000 sinagogas destruidas”, cuando no llegaron a 180, a
manos de una chusma incalificable, y de “30.000 judíos encarcelados en campos
de concentración”
, cuando 20.000 fueron los detenidos para su propia
protección, y liberados pocos días después de aquella demencia nocturna, según
consta en el Informe de R. Heydrich del 11 de noviembre de 1938, aceptado en el
"juicio"
de Nuremberg.

Mentira
canallesca,al fin, la que se asienta en el anuncio oficial de la invitación al
recordatorio, y según la cual “el mundo se mantuvo en silencio”. En el
mundo entero no se habló de otra cosa que de la supuesta barbarie germana,
movilizándose más de 1500 diarios en 165 países, como bien lo relata Salvador
Borrego
. Hasta tal punto que con razón pudo decir Schopenhauer que “si se le
pisa un pie a un judío en Francfort, toda la prensa, desde Moscú hasta San
Francisco, levanta vivas manifestaciones de dolor”
.


Como consecuencia de la
trágica noche -cuyo vilipendio no dejamos de subrayar- consiguiéronse ipso facto
ventajosos acuerdos de emigración para los judíos alemanes hacia Palestina, lo
que se consumó ese mismo año 1938, con un número aproximado de 117.000 hebreos.
 El mismo Hitler envió a Hjalmar
Schacht a Londres para que gestionara la recepción de 150.000 judíos, mientras
el presidente Roosevelt reunió en Evian-les-Baine a representantes de 32
naciones para organizar la preservación de los
hebreos.


Los tres objetivos
sionistas se habían cumplido con creces:
la difamación sin retorno del régimen
nacionalsocialista, el principio del movimiento internacional que llevaría a la
caída del Tercer Reich, y el abandono de su tierra natal, Alemania, de los
israelitas allí radicados, trazándose cuidadosamante el plan de ocupar
Palestina. ¿A quién benefició aquella noche de sangre y fuego? ¿Quiénes la
tramaron realmente, si los más destacados jerarcas del Nacionalsocialismo se
quejaron amargamente de la misma y ordenaron su inmediato
cese?


Defendamos la Verdad


Somos
católicos
, y se nos crea o no, lo mismo da, nuestras espadas no se cruzan por
defender una ideología sobre la cual han recaído oportunas, legítimas y
sucesivas reprobaciones pontificias. Pero por modestos y mellados que puedan
estar nuestros aceros, saldrán siempre en defensa de la verdad histórica, de los
vencidos de 1945, a quienes ningún alegato en su defensa se les permite. Y
saldrán siempre en repudio y en ataque de la criminalidad judaica, por cuyas
víctimas, que suman millones -sí, decenas de millones- no hay un solo obispo
viril que quiera rezar un sencillo responso.


Mentiras
múltiples, por un lado, decíamos. Pero abominación que clama la cielo, por otra.
Y esto es lo más desconsolador, porque peor que la falsificación del pasado es
la falsificación de la Fe. Lo primero es oficialismo historiográfico y puede
tener el remedio del buen revisionismo. Lo segundo es la entronización del
Anticristo
y sólo hallará el remedio definitivo con la
Parusía.


En efecto;
nada les importa a los obispos que las entidades judaicas con las que se unirán
en esta parodia litúrgica, tengan un amplio y ruinoso historial de militancia
anticatólica. Nada les importa que la B’nai Brith sea sinónimo documentado de
malicia masónica, mafia mundial, ideologismo revolucionario y plutocratismo
expoliador y artero
. Nada les importa si una de esas instituciones, el Seminario
Rabínico Latinoamericano
, amén de su frondoso prontuario sionista y marxista,
ostente con insolencia el nombre público de Marshall Meyer, conocido y castigado
otrora por su flagrante inmoralidad. Nada les importa que uno de los
co-celebrantes de la parodia ritual, junto con el inefable Padre Rafael Braun,
sea el Rabino Alejandro Avruj, Diretor Ejecutivo de Judaica, organización que se exhibe
ostensiblemente “en red” junto con JAG (Judíos Argentinos Gays) para propiciar
públicamente las uniones “maritales” entre degenerados (cfr. http://jagargentina.blogspot.com ,
y Agencia Judía de
Noticias,
(30-6-08). Nada les
importa a estos pastores devenidos en lobos, que todas y cada una de estas
entidades, hoy llamadas a una concelebración farisea y endemoniada, hayan sido y
sean la prueba palpable del odio a Cristo, a su Santísima Madre y a la Argentina
Católica
.


La
herejía judeo-cristiana


No; lo
único que les importa es consolidar la herejía judeo-cristiana, convertirse en
sus acólitos y adalides, y exhibirse impúdicamente ante la sociedad, no como
maestros de la Verdad, crucificados por ella, sino como garantes del pensamiento
único, tramado en las logias y en las sinagogas. Bergoglio el primero, y tras él
sus diversos heresiarcas -más o menos activos o pasivos, acoquinados o
movedizos- no quieren ser piedra de escándalo ni signo de contradicción, ni sal
de la tierra y luz del mundo. Quieren ser funcionarios potables a la corriente,
empleados dóciles de la Revolución Mundial
Anticristiana
.


Dolorosamente hemos de acotar -como
hijos sufrientes y perplejos de la Santa Madre Iglesia- que en tal materia, el
mal ejemplo llega de la misma Roma, desde donde parten y se extienden las más
innecesarias majaderías y adulaciones a los deicidas. Empezando por la más grave
de todas, cual es precisamente la de exculparlos del crimen del deicidio,
renunciando a su conversión.


Nuestro
respeto es sincero y creciente por los tantos Natanaeles, en cuyos corazones no
hay dolo, según lo enseñara el Señor. Nuestra veneración es mayúscula hacia
aquellos que, como los gloriosos hermanos Lémann, Sor Teresa Benedicta de la
Cruz
, el inmenso Eugenio Zolli, o nuestro cercano Jacobo Fijman abandonaron las
tinieblas para arrodillarse contritos -victoriosos en su metanoia- ante la
majestad de Cristo Rey.


Pero
nuestra guerra teológica sigue siendo sin cuartel y declarada contra este
sincretismo indigno, ilegítimo y herético, cuyos fautores eclesiásticos -ya
hueros de todo temor de Dios y de toda genuina fe neotestamentaria- no trepidan
en ofrecerles a los enemigos de la Cruz  uno de los templos más emblemáticos de la
Ciudad, otrora llamada de la Santísima Trinidad. Hospitalarios con los perversos
para celebrar la mentira, quede marcado para ellos el estigma irrefragable de
quienes traicionan el Altar del Dios Vivo y Verdadero.


Decírselo en la
cara


En la Homilía
pronunciada durante la Misa Arquidiocesana de Niños en el Parque Roca, el pasado
24 de octubre, entre murgas y marionetas gigantes -según la noticia oficial- el
Cardenal Primado, con esa facilidad ilimitada que posee de aplebeyarlo todo
, les
dijo a los pequeños: "Nunca le saquen el cuero a nadie. Si
ustedes le tienen que decir algo a alguien, se lo dicen en la
cara"
.


Se lo estamos diciendo en la cara,
Eminencia, pero ¿cuál es la parte que no entiende? ¿Qué no se puede cometer
sacrilegio, que no se debe homenajear una mentira, que no es posible la unidad
de los opuestos y la coyunda con los enemigos de la Cruz, que no se debe
permitir la concelebración de un ritual mendaz entre un modernista cripto judío
y un hebreo  promotor de la contranatura, que es inadmisible profanar
un antiguo templo porteño para cultivar la obsecuencia con el poder judaico?
¿Cuánto más cara a cara tenemos que seguir proclamando estas dolientes verdades
para que sean inteligidas?


Con
palabras eternas del Evangelio les llegue, a los intrusos del lunes 9 de
noviembre y a quienes les abren las puertas, la admonición jamás periclitada:
“¡Matásteis al Autor de la Vida, crucificásteis al Señor de la
Gloria!”
.


Con
palabras veraces seguiremos repitiendo lo que todos cobardemente callan: el
único holocausto de la historia, lo tuvo a los judíos por víctimarios y a
Nuestro Señor Jesucristo por víctima inmolada.


Con palabras de Santa Catalina de Siena -la dueña de casa del Convento que profanarán estos malditos-  repetiremos en alta voz: “Gracias,
gracias sean dadas al Dios Soberano y Eterno, que nos ha colocado en el campo de
batalla para luchar como valientes caballeros por Su Esposa, con el escudo de la
Santa Fe”


Con
palabras del martirologio seguiremos proclamando: Cristo Vence, Cristo Reina Cristo Impera.¡Viva
Cristo Rey!
.

Antonio Caponnetto