Recordemos algo de lo que habíamos hablado; enorme grupos empresarios se han convertido en el poder mundial más potente. Hoy una cadena de supermercados internacional factura más dinero por año que el PBI de un país normal como la Argentina. Ni hablar de las grandes petroleras, mineras, financieras, armamentísticas o farmacológicas. Seis o siete de estas empresas facturan al año algo más del PBI de EEUU que es el país de mayor volumen de todos. Enorme cantidades de gentes están dentro de la planta de estas empresas, de las que reciben su salario, su medicina, su jubilación, sus créditos, en fin, su vida entera. Estas empresas conforman un enorme mercado accionario que se mueve en las grandes bolsas hacia donde se dirigen todos los capitales de inversión pasiva, es decir, todos los ahorros del mundo, que son principalmente los fondos de jubilación de los países y otros fondos de inversión. Estas bolsas son las que tienen “el dinero del mundo”. ¿Quiénes son los dueños de estas empresas? Fondos de inversión de los más disímiles orígenes que compran acciones y esperan rentabilidad. ¿Quiénes las manejan? Equipos gerenciales, o de management, que establecen sobre ellas poderosas dictaduras oligárquicas (y a veces hasta monárquicas), cuyo encumbramiento se maneja en logias y por conductos rayanos en el arcano secreto, de las que no son ajenas las empresas privadas de la educación (grandes universidades, organismos internacionales, etc.). Es decir que la gran mayoría del movimiento económico del occidente, no lo decide una democracia. La democracia es para uno de los departamentos que es el “departamento social” que queda en manos de los gobiernos; gobiernos cuyos componentes surgen de ese mismo lobbie del que hablamos más arriba
La moneda de este mundo es el dólar, moneda que emite una empresa privada que se llama Reserva Federal, no un país (muchos creen que el dólar es la moneda de EEUU, pero no es así, es una empresa privada). Todas esas empresas privadas conforman intrincados sistemas de interrelación y tienen organismos del tipo “cámaras” que plantean políticas comerciales e influyen en las políticas de los países a fin de mejorar sus condiciones para actuar dentro de ellos. La verdadera economía de los países occidentales, está en manos de estas multinacionales de forma indirecta y esas “cámaras” son el interlocutor permanente y necesario de sus medidas políticas.
En este sistema, llevado a la exageración, lo cierto es que los gobiernos pasan a ser simplemente un departamento que se encarga de administrar los dineros de los impuestos para mantener el resto de la masa poblacional que no está insertado en las empresas. En algunos países, el gobierno además lucha por mantener dentro de su poder ciertos sectores “socializados”, como en Francia la educación (en EEUU es toda privada) o la medicina en Canadá.
Los ejércitos, parecieran que son nacionales pero no es tan así, en primer lugar ningún ejército occidental compone una fuerza que se baste a sí misma. Son componentes de la OTAN, con especializaciones según los países, pensadas para actuar en conjunto con un comando multinacional, y una necesaria compenetración con las grandes empresas productoras de armamentos, que son parte en todas las decisiones y la más de las veces, las verdaderas propietarias de los equipos que están dados en leasing.
El modelo socialista se resiste a esta forma de hacer las cosas. Por ejemplo China. En China se abre el capitalismo de empresas, ¡pero de empresas Chinas! Qué quiero decir con esto. Que el capital que mueven estas empresas es capital estatal chino o de empresas chinas. No tienen bolsas, ni ponen sus acciones en la bolsa. No venden sus empresas. ¿Por qué? Porque pueden juntar capital a base de mano de obra esclava durante años y no necesitan que vengan capitales, ni quieren que vengan capitales. La gran revolución China fue hacer empresas capitalistas, pero Chinas; y es más, están yendo a las bolsas del mundo y compran empresas extranjeras, pero no dejan entrar las de afuera. Rusia, con más desorden, hace algo parecido. Ese era el modelo de los Kirchner, de Chávez y de todo el mundo “socialista”.
Ahora bien, la guerra de las empresas multinacionales, es perforar estas defensas nacionales; y aquí entra a jugar ese departamento social que son los gobiernos democráticos. Hay que hacerle ganar elecciones a los gerentes de las logias y abrir los mercados con el curro de “atraer capitales”. Primero por la vía del endeudamiento cuyos capitales son de estos grupos y ponen condiciones, especialmente las condiciones son libre competencia internacional; y segundo por la bolsa, en la que cotizan acciones y mediante la compra de estas entran aquellas. Pero también han creado miles de organizaciones de penetración para bajar las defensas de las “naciones”, y las hay filantrópicas, culturales, editoriales, educativas, políticas, sanitarias, etc.
Entre las defensas que hacen las “naciones” hay de dos tipos. La China: un gobierno fuerte que se planta y que se enriquece (acumula capital) a base de una mano de obra esclava a la que le paga casi nada y la mantiene un poco por encima de la miseria. La rusa y la de estos países como el nuestro: en los que se arma una “mafia” entre empresas grandes nacionales y gobierno, forman un pull mediante el soborno, y se reparten la torta entre ellos no dejando entrar a los de afuera. Por ejemplo: en Brasil la petrolera oficial descubre petróleo en el mar. Una inmensidad de dinero y millonarias licitaciones para que empresas construyan las islas de perforación (cada una es una cantidad exorbitante). Hacen licitaciones arregladas por un pull de empresas nacionales (¿se acuerdan de Lázaro Baez?), pasan sobornos extraordinarios a los funcionarios socialistas, y todo queda en casa y ya no hay nadie que se queje desde dentro (las pequeñas y medianas empresas nacionales se arreglan a patadas o con subcontratos para que vivan). Pero de pronto, un Juez “probo” y un departamento de policía federal, descubren el amañe empresarial, los sobreprecios y los sobornos (que son evidentes y palmarios y todos lo saben de sobra), y contra todo cálculo, comienza a meter en cana a los más grandes empresarios brasileros y a los funcionarios del gobierno que le paga el sueldo. ¡Un piojo con tres empleados en un juzgado penal! Una gran herramienta es la ley penal y el instituto del “arrepentido”. ¡Por fin alguien honesto que hace pelota esta mafia! ¿Y porque no lo matan de un tiro y se acabó? Todo un aparato internacional lo protege, le da prensa, es la democracia misma en su efecto de “deriva moralizante” contra la corrupción. Efecto: Tiran el gobierno socialista, destrozan el lobbie nacional del management, tambalean las acciones de las empresas nacionales, y se abren las licitaciones en sistemas más “honestos”, donde pueden aparecer las empresas multinacionales con mejores precios y sin sobornos. Resultado: aparato penetrado. Esta es la gran lucha contra la corrupción de las democracias socialistas.
De ninguna manera van a permitir que se haga trampa al sistema democrático y al estado de derecho. Pero la trampa es el sistema. Hace poco le digo a un abogado amigo de esta página, que hubo amañe en la elección última. Me contesta: “que suerte, el sistema puro es peor que el sistema con trampas”. Estaba entendiendo.
En el sistema de empresas multinacional no existen más países con capital. Es más, no existen más países. En el sistema socialista existen camarillas o mafias que se defienden y se enriquecen, y si no, un estado de tipo Chino que establece una tiranía. Existen mafias o “partidos”. No existen más países.
En la batalla de las multinacionales contra los partidos o mafias, un arma primordial es el elemento “moralizador”, moral que surge del libre mercado como fundamento de toda moral, y que mal o bien, está instalado en las conciencias modernas y en todas las legislaciones modernas. Siempre la defensa nacional de los sistemas socialistas, será inmoral y delictiva. Hay que hacerla con “trampas”, trampas que siempre quedan allí para ser usadas en el momento que se necesitan. El gobierno macrista anuncia no sólo la figura del “arrepentido”, sino la imprescriptibilidad del delito de corrupción. Y la verdad es que todo intento de hacer una política nacional, (ya no hablo de una política de partido socialista) va a ser siempre un delito. Un delito perseguible en forma internacional e imprescriptible.
Cuando nosotros nos planteamos ¿con qué cara viven y aun defienden sus gestiones estos socialistas ladrones? La respuesta por parte de ellos es “hay que hacerle trampas al sistema para conformar un capital nacional, empresas nacionales, empresas que tienen que ser del “partido”. Si sos chino tenés la posibilidad de la esclavitud, pero si sos occidental, lo tenés que formar con atracos, robos, sobreprecios, extorsión y todo tipo de medidas que burlen el sistema jurídico y la libre competencia. Sabotajes al sistema.” Pero no pueden decirlo en voz alta y tampoco pueden esconder su rabia por no poderlo decir con todo cinismo.
En suma, volvemos a Nietzsche, el capitalismo es una máquina de instalación de un poder económico mundial en desmedro de todo desarrollo espiritual; y la izquierda es una estrategia de sabotaje para ese sistema; sabotaje que se esfuerza por ser algo más que eso enarbolando banderas de épica marxista teñida de nacionalismo, y aún más, de algunas tradiciones ya vaciadas y falsificadas de contenido tradicional, como intenta Putin.
La batalla es de “bandidos” contra “señores de negocios”. Y en esta batalla el elemento primordial es el Poder Judicial, que con su “independencia” y deriva moral, va a ser el verdugo de los bandidos, como lo fue de los militares que atentaron contra el sistema democrático.
La indignación patriótica y nacionalista de los socialistas que estaban haciendo una faena de sabotaje al sistema, desviando el capital hacia empresas de “obediencia” nacional (en realidad “partidaria”) ¿se entiende ahora? No es puro verso de ladrones. Es toda una gesta subversiva contra el sistema instalado de los grandes capitales multinacionales. Pero claro, una vez salidos del poder, son sólo ladrones cuidando el botín y mucho antes de que estén en condiciones de que con esa bolsa vuelvan al ruedo, el aparato judicial los habrá esquilmado. Tenían que recurrir a la violencia y al exterminio como les decía Gramsci. Pero no les da para tanto.