150° Aniversario del asesinato del General Angel Vicente Peñaloza
“El encharcamiento de sangre después de Pavón (batalla librada el 17 de setiembre de 1861) sería atroz; el capítulo más sangriento de la historia argentina....no solamente por el número de inmolados y la duración del terror, sino porque entonces hubo un Quiroga o un Rosas que pudieron venir en defensa del pueblo exterminado. En cambio, en 1861, el jefe federal descansaba en su palacio de Entre Ríos asegurado por las promesas de Mitre. Asistía imperturbable al exterminio de sus partidarios mandándoles de cuando en cuando un apoyo verbal, como si fuera condición indispensable para el triunfo mitrista el mito Urquiza”.
Para entender el rol que desempeñó el citado general, lo explica Fermín Chávez (“El revisionismo y las montoneras” – Ed. Teoría, 2º edición – 1984):
“Toda la guerra de la montonera, iniciada por el Chacho y por Varela a principios de 1863, tuvo como única razón de ser la lealtad que estos jefes le siguen guardando a Urquiza, en quien ven la cabeza dirigente del viejo Partido Federal y al caudillo fuerte...”. . Los levantamientos de las montoneras siguieron sucediendo cuando el País ya se encontraba “organizándose”, hubo 117 revoluciones y 91 combates entre junio de 1862 e igual mes de 1868 acontecidas en las provincias.
La muerte del Chacho, como también la de Dorrego o Facundo Quiroga, en diversos años, fueron parte del mismo plan: anarquizar, destruir y dividir a la Argentina.
El General Bartolomé Mitre se hace cargo de la presidencia en 1862, decidido a “pacificar” el País, nombra a Domingo Faustino Sarmiento (Gobernador de San Juan) como Director de Guerra, para la “guerra de policía”que deseaban emprender contra las montoneras contaban con sicarios como Taboada, Irrazábal, Paunero, Sandes, y otros.
Poco antes del infausto hecho del 12 de noviembre, el Chacho le escribe una carta a Sarmiento, en la que se demuestra, una vez mas, quien realmente era el civilizado y quien el bárbaro.
Al Excmo. Gobernador don Domingo Faustino Sarmiento.
El que firma, con el deseo de terminar la incesante lucha en que se ve comprometido con las fuerzas mandadas por V.E. de esa provincia y de las demás, ha dispuesto dirigirse a V.E. para que le manifieste cuál es el verdadero fin que se propone, al hacer a estas provincias y a la suya misma una clase de guerra que no dará otro resultado que el constante derramamiento de sangre argentina y el exterminio y la destrucción total de la propiedad, porque si el infrascripto se ve en el caso de hacer uso de los intereses de su provincia para sostenerse, las fuerzas de V.E. que expedicionan a esta provincia con igual o menos derecho, no sólo hacen uso de lo que precisan, sino que destruyen todo cuanto encuentran, sin respetar las propiedades y vidas de los vecinos, haciendo así una guerra enteramente vandálica y destructora), muy indigna de un gobierno culto y civilizado, y que si la Nación entera ha puesto en sus manos los recursos con que cuenta, no lo ha autorizado por eso para exterminar a sus habitantes, ni destruir y atropellar las propiedades particulares. En vista de esta dolorosa situación a que ha quedado reducido el país entero, se dirige el que firma a V.E., pidiéndole una explicación a esta conducta y de las razones que motivan al Gobierno Nacional a continuar en el tenaz propósito. V.E. sabe muy bien que no sólo peleando se triunfa, y que con política y con tomar medidas más conciliadoras conseguirá lo que no ha de conseguir del modo que se propone. Persuadido queda el que firma que V.E. en representación de ese gobierno pesará estas reflexiones e inmediatamente adoptará el camino que queda para terminar la guerra. No se negará el infrascripto, ni se negarán sus compañeros de causa a aceptar un medio que sea prudente y admisible, una vez convenido con V.E. y hecha una proposición que sea justa.
Queda el infrascripto esperando el resultado de ésta y hasta tanto ofrece a V.E. las consideraciones de su aprecio y distinción. Dios guarde a usted.
Agenor Pacheco, secretario en campaña.
saquen las lanzas, preparense a pelear
la provincia fiel al Chacho
no ha de avasallar, no han de avasallar.
Sepan que cada pecho una muralla habrá de ser
firme hasta morir por nuestra libertad.
otra vez nos quiere convocar.
Y viene de un recuerdo de tragedia y de dolor
roto el corazón, desangrado ya,
pero desde la sombra nos empuja a resisitir
para defender la criolla dignidad.