“Te he dicho en mi anterior misiva que el príncipe debe hacerse temer de tal modo que, si no se gana el amor de sus súbditos, al menos evite su ODIO. Porque muy bien pueden conjugarse no ser odiado y ser temido, cosa que conseguirá si se abstiene de USURPAR LAS HACIENDAS de sus súbditos y arrebatarles sus mujeres.
Y en el caso de que haya que proceder contra la familia de alguno, hágalo con justificación conveniente y probada causa, y no con jueces comprados, con Índices, encuestas “arregladas”, y matones a sueldo.
Pero sobre todo NO TOQUE LOS BIENES AJENOS porque los hombres olvidan más fácilmente la muerte del propio padre que la pérdida del patrimonio.
Al príncipe sobre todo lo hace ODIOSO LA RAPACIDAD para con los bienes ajenos y el atropello de las mujeres de sus súbditos, cosas ambas de las que debe abstenerse; cuando a los hombres no se les quita los bienes o las mujeres, viven felices. Y entonces no queda más que combatir las ambiciones de unos pocos, que es asunto fácil.
Por otra parte, KRETINA, el príncipe se hace despreciable cuando aparece voluble, frívolo, afeminado, pusilánime, irresoluto: de todo ello debe guardarse como de un escollo e ingeniárselas para que en su conducta se vea grandeza, ánimo, gravedad, fortaleza; virtudes de las cuales careces.
En virtud de que no solo, no has seguido mis humildes instrucciones, sino que me demuestras ante la torpeza de tus actos, que lejos estas del Magnífico Lorenzo de Médicis; me veo en la obligación moral (o al menos, lo que yo entiendo por ella) de reclamarte y exigirte que de manera inmediata:
¡RENUNCIES A LA PRESIDENCIA DE LA ARGENTINA!
Porque lo mas siniestro que puede sucederle a un reino, es el enfrentamiento civil entre hermanos, la pérdida de la Patria, a lo cual, estas llevando al pueblo argentino.
Nicolás Maquiavelo