Déjame dormir, mamá

Enviado por Esteban Falcionelli en Lun, 26/01/2009 - 9:56pm

Hijo mío, por favor,

de tu blando lecho salta.

Déjame dormir, mamá,

que no hace ninguna falta.

Hijo mío, por favor,

levántate y desayuna.

Déjame dormir, mamá,

que no hace falta ninguna.

Hijo mío, por favor,

que traigo el café con leche.

Mamá, deja que en las sábanas

un rato más aproveche.

Hijo mío, por favor,

que España entera se afana.

¡Que no! ¡Que no me levanto

porque no me da la gana!

Hijo mío, por favor,

que el sol está ya en lo alto.

Déjame dormir, mamá,

no pasa nada si falto.

Hijo mío, por favor,

que es la hora del almuerzo.

Déjame, que levantarme

me supone mucho esfuerzo.

Hijo mío, por favor,

van a llamarte haragán.

Déjame, mamá, que nunca

me ha importado el qué dirán.

Hijo mío, por favor,

¿y si tu jefe se enfada?

Que no, mamá, déjame,

que no me va pasar nada.

Hijo mío, por favor,

que ya has dormido en exceso.

Déjame, mamá, que soy

diputado del Congreso

y si falto a las sesiones

ni se advierte ni se nota.

Solamente necesito

acudir cuando se vota,

que los diputados somos

ovejitas de un rebaño

para votar lo que digan

y dormir en el escaño.

En serio, mamita mía,

yo no sé por qué te inquietas

si por ser culiparlante

cobro mi sueldo y mis dietas.

Lo único que preciso,

de verdad, mamá, no insistas,

es conseguir otra vez

que me pongan en las listas.

Hacer la pelota al líder,

ser sumiso, ser amable

Y aplaudirle, por supuesto,

cuando en la tribuna hable.

Y es que ser parlamentario

fatiga mucho y amuerma.

Por eso estoy tan molido.

¡Déjame, mamá, que duerma!

Bueno, te dejo, hijo mío.

Perdóname, lo lamento.

¡Yo no sabía el cansancio

que produce el Parlamento!
 

Fray Junípero