Al afirmar que cuando Perón echa al grupo de los 8 diputados ligados a la banda terrorista “no estaba bien, estaba muy enfermo”. Miente también el sicario cuando dice que la triple A empezó a operar “después de la muerte de Perón”.
Los que tenemos clara memoria, recordamos perfectamente la astucia y la frialdad con que el viejo General se sacó de encima a la pandilla montonera, recibiéndolos -contra lo que ella suponía- con la televisión, cuyas cámaras cuidadosamente desplegadas registraron toda la escena de la expulsión. Eso sucedió precisamente el 24 de enero de 1974 y el cínico de Kunkel, integrante del grupo rebelde, estuvo presente y todavía le debe doler la cama que el mañero Líder armó. (Perón recién se enferma en junio de 1974, al aguantar una pertinaz y fría llovizna, durante su viaje al Paraguay).
Es de público y notorio que el primer atentado de la Triple A fue el realizado contra el Senador radical - erpiano Hipólito Solari Irigoyen, en octubre de 1973, con Perón vivo y coleando, y al que nada se le escapaba. (Menos desde luego, la Triple A, cuyas andanzas no podía desconocer, por lo menos hasta su visita a Stroessner).
Ruin Kunkel: Por tu falsía, tu mendacidad y tu desvergüenza, te disparo con un TUBO cargado hasta el tope, armado en la fábrica Alberto Villar, de la cual soy viejo cliente, porque hacen las cosas bien. Disfrutaré leyendo tu obituario.
Escribe Augusto Padilla