En la cada vez más disputada lucha por la audiencia, Televisión Española ha optado por la mezcla de géneros para competir con los reality-shows de las cadenas privadas. Y lo ha hecho con un formato "mix" que incluye ingredientes de cabaret de pueblo, circo ambulante y película "gore".
La irrupción en el plató del Congreso de unas chonis para hacer apología del crimen no deja de tener cierto efecto sorprendente. Aunque lo realmente innovador fue el toque setentero: el destape en directo con el regocijo y aplauso entusiasta de los padres de la Patria. Fue un homenaje emocionante a aquellas inolvidables películas de Pajares y Esteso que tanto contribuyeron a forjar el espíritu democrático.
Aunque el nuevo formato quizá sirva para aumentar el índice de audiencia de los debates parlamentarios, acaso constituya una apuesta demasiado arriesgada que el respetable no llegue a entender del todo. Y es que ver a las alegres rabizas enseñando tetamen para reivindicar el asesinato de bebés, es como si Juanito Navarro y Florinda Chico protagonizaran "La matanza de Texas". Descoloca un poco, la verdad.
Otro punto en contra lo constituye la escasa vis cómica de los payasos actuales. Aunque Rajoy lo intenta, su discurso inconexo nunca tendrá la gracia de las parrafadas inolvidables de Mariano Ozores. Tampoco Gaspar Llamazares, a pesar de la risa que siempre provocan sus declaraciones y de sus encomiables esfuerzos para hacer el ridículo permanente, puede competir con clásicos como Arévalo o Chiquito de la Calzada. Ni que decir tiene que Gallardón, con su pose funeraria y su deje pedante, ya no hace gracia ni a sus incondicionales de logia y sinagoga.
En lo que al elemento femenino se refiere tampoco hay color. Las voluntarias reclutadas por Femen en bares de lesbianas y puticlubs de carretera nunca hubieran aprobado el examen de ingreso como coristas en los espectáculos de Manolita Chen. Utilizando un símil taurino, es como pretender lidiar en Las Ventas desechos de tienta de las ferias de los pueblos.
Tampoco las vedettes son como las de antes. A pesar de sus derroches en vestuario, ni Soraya Sáenz de Santamaría, ni la otra Soraya pueden compararse con Ágata Lys o Norma Duval. Ni siquiera Rosa Díez, a pesar de su gracioso acento vascuence, llega a la altura de Gracita Morales. Ni Rita Barberá, que siempre hace gracia con su pinta de travelo cazallero, puede sustituir a Rafaela Aparicio o a Mary Santpere.
Quizá la única que tenga un pase en biquini de lentejuelas sea María Dolores de Cospedal. Esperemos que los guionistas tomen nota para próximas entregas.
Teniendo en cuenta que en este tipo de espectáculos nunca puede faltar un enano, la pepera maciza podría hacer un número cómico-picante como los que hacía el gran Quique Camoiras con Norma Duval. Jiménez Losantos no quedaría mal como pareja de la diva. Ya me imagino el cartel publicitario. "Lolita Cospedal y el Pequeño Federico. La picardía y la belleza por fin juntas". O así.
En cualquier caso, a pesar del exceso de sal gorda, se agradecen estos esfuerzos de los guionistas de Televisión española para amenizar las veladas parlamentarias y la política oficial.
Se escuchan insistentes rumores sobre un formato similar para el Desfile del 12 de Octubre. Incluiría un número cómico con el monarca haciendo malabarismos con las muletas y un pase de lencería fina por parte de la princesa Letizia.
Esperamos y deseamos que estas simpáticas propuestas se hagan realidad y que Televisión Española persevere en su línea innovadora para demostrar que algo tan siniestro como la política puede llegar a ser divertido.