Nadal, Roland Garros y la envidia incontenida

Enviado por Pierre Nodoyuna en Lun, 10/06/2013 - 10:42am

Esas almejas que no tienen sitio en el cielo (*) ni deberían tenerlo en España, suelen atenuar su encogimiento atacando a los grandes nombres que españolean por el mundo, y más aun si la envidia puede embozarse de patriotismo tributario.

Hace algunos días recibí un correo denunciando a diversos famosos por evasión de impuestos. Este es su extracto:

«Según la ONG de Christian Aid, gentes como Bono, Phil Collins, Lewis Hamilton y otros famosos recaudan fondos para el Tercer Mundo pero al tiempo evaden impuestos en paraísos fiscales detrayendo fondos de las haciendas públicas. Son los que van de patriotas entusiasmando a los españoles con sus triunfos, pero después no colaboran con Hacienda.» Y el remitente advierte que no se entusiasmará ya más «por los éxitos de, por ej., Rafa Nadal, Óscar Freire y Carlos Moyá, empadronados en Suiza; o por los de Dani Pedrosa y Fernando Alonso, en Gran Bretaña; o por los de Montserrat Caballé, en Andorra…»

Poco me importa el nombre de quien dice tales majaderías, ni cuándo las dijo. Me importa más que todavía hay en España “patriotas” que las repiten. Aportemos, pues, alguna reflexión.

No creo justo reclamar a los españoles internacionales sobre sus ingresos ganados fuera de España. A mí me parece que debería ser al revés pues que los generan en el extranjero y casi siempre con empresas internacionales de eventos, comerciales o de promociones diversas, entre ellas las de la propia marca del país. ¿Por qué ha de parasitarlos la Hacienda española?

A mí me parece muy normal que tengan sus cuentas en esos lugares del mundo donde atienden a esta necesidad, bien porque sus bancos disponen de privilegios para esos casos, bien porque trasladar la residencia a esos lugares no sólo no les implica gravamen sino que tenerles empadronados más lo estiman allá como honor al que corresponder con un servicio financiero.

El asturiano Dr. Severo Ochoa, Premio Nobel de Medicina, no pagaba IRPF en España porque sus trabajos se los financiaron empresas de investigación de los EE.UU. ¿Sería razonable que la Hacienda española le hubiera reclamado un impuesto por el premio? Justo, qué gracia, la española que se destaca en no ayudar a ningún español ni en premiar el valor añadido de que a través de un artista o un campeón el nombre de España sea apreciado en todo el mundo.

Recuerdo que en 1954 el mexicano Agustín Lara vino a España a reclamar derechos de autor a la SGAE sobre la difusión de sus celebérrimas canciones: María BonitaSolamente una vez, GranadaMadridFarolito… Las compañías discográficas ya le habían pagado las cesiones de derechos pero quedaban pendientes los de la Sociedad General de Autores de España (SGAE), por la comercialización de sus canciones en el mercado español. La SGAE no le pagó ni un céntimo, escudándose en que no existían convenios bilaterales ni relaciones diplomáticas entre España y México.

Lo mismo ocurrió con los discos del cubano Ernesto Lecuona del que por aquellos años se montó en el Teatro Madrid, de la plaza del Carmen, un regio espectáculo musical con especial relieve de su ópera María la O.

Y no nos detengamos en el caso de Isaac Peral y su submarino, que es de llorar. Se realizó en Cádiz la botadura y prueba de su prototipo, dotado de dos motores, capaz de cruzar sumergido el estrecho de Gibraltar y torpedear cualquier buque. Ante el desprecio del Ministro José María Berenguer, Peral se lo ofreció a la reina para que desde Palacio se promoviera su fabricación con vistas a la protección de las costas de Cuba. La reina regente informó al embajador de Inglaterra que bien se ocupó de que este arma prodigiosa durmiera en los cajones del olvido, al tiempo que la reina, defendía a Isaac Peral. (cfr. Historia y Vida) De donde podemos deducir que a Isaac Peral no le mató un cáncer sino la depresión que le hizo darse de baja en la Marina y entretenerse en negocios civiles.

A los patriotas tributarios, “los honrados juanes” de la envidia, les pasa que les gustaría ser Fernando AlonsoNadal , Pau Gasol, Dani Pedrosa, la Caballé y, como no lo son, se envuelven de una justicia fiscal esperpéntica. Despotrican en nombre de España contra quienes destacan ensalzando su nombre por todo el mundo; es decir, de quienes nos hacen sentirnos felices a los españoles.

Hace unos años mi mujer y yo, invitados por nuestros hijos allí destinados, pasamos un mes en los países árabes de QatarOmán y, poco después, viajamos por Tierra Santa diez días de peregrinos. En ambos casos tiempo sobrado para conocer la historia y la cultura de aquellos pueblos, así como de sus riquezas artísticas y bellísima geografía. Anécdota sorprendente fue la pasión que despertaba en los jóvenes omaníes el fútbol de España. Curiosamente, las diferencias que tanto amargan la vida de aquellos pueblos, árabes y judíos, se extienden a cosas tan pueriles como las respectivas hinchadas de fútbol. Porque si en los países árabes era la más popular la camiseta del Real Madrid, que vimos en playas y colegios, en Israel era la camiseta y colores del Barcelona. (¿Quién dudará del origen fenicio de “las familias” que se creen dueñas de Cataluña?)

Inolvidable me es aquel hall de un magnífico hotel de Nazaret, donde vimos a Rafa Nadal, ganar Wimbledon y saltar entre las gradas en busca de la bandera roja y gualda que exhibió luego por la pista exultante de orgullo. Eso no se paga con nada… ¡Sean todos los privilegios para Nadal, Contador, Alonso, Indurain, Gasol y tantos más...! ¡Y para nuestros ingenieros con las obras civiles que se realizan en todo el mundo. Y para los investigadores y científicos españoles que desarrollan en otros lares lo que aquí tiramos a la basura!

Y ahora, tras la magnífica recuperación de su rodilla, vuelve a ponerse nuestro Nadalen la cumbre del tenis haciendo de Roland Garros “territorio español”, según exclamación de un espectador francés. No hay precio que ponerle a ese fundido de la bandera española con el rostro emocionado de Rafa, en cuya mirada se mezclaba su triunfo de Ave Fénix y, sin duda, el amor a España y lo que representa – todavía – en la historia del mundo.

Preguntas inquietantes

Por cierto, curiosa consigna la que se nota entre reporteros, articulistas y locutores deportivos de esta España sin identidad al referirse a Nadal como “el Manacorí”, sin citar, yo no recuerdo haberlo oído, a España ni al español que es. Diciendo manacorí se obvia a la nación que con él es honrada, aun a sabiendas del ridículo en que el propio Rafa Nadal les coloca manifestándose siempre honrado de ser español.

¿Quiénes estarán detrás de esta mamarrachada...? Porque si el efecto es visible y repetido tiene que haber una causa. ¿Es realmente libre la profesión periodística?

Papel picado y contrapicado