Los Embajadores
Con esto de la política estoy hasta las orejas. Digo: la politiquería mugrosa d’este suelo. Y tan hasta las orejas que se me han vuelto como radares de la Nasa.
La anterior semana, un jueves, me pescó caminando por Liniers y me metí en una iglesita en la que se celebraba Misa (no sé si de la santa o de la otra) para socorrer mi alma de las cuitas domésticas.
El cura estaba en medio de la homilía, que bien se diría responso por el tono de su voz y las caras lívidas de los pocos paisanos presentes.