¡Un reverendo brindis por Beltrán Agustín!
- ¿El Carlista fué papá?
- ¡Porsupesto!, de lo contrario el brindis sería al pedo, tarambana
- ¿Entónces?
- ¡Que han bautizado a Beltrán Agustín!
- Sos su amigo del alma pero no has estado allí
- Me importa un carajo -no pude por razones personales y jodidas-; pero sí estoy festejando de lo lindo y me siento como si estuviese con mi amigo del alma.
- ¿En qué consiste tu festejo?
Tango que me hiciste mal
Si nos metemos a tratar de identificar las causas de la decadencia nacional muy probablemente estemos hasta mañana, y así y todo la mayoría se nos escaparían. Parece mejor método acotar la tarea.
Tomando solo una parte que se percibe dañina, quedémonos con algo de lo que se dio en llamar cultura. Ajustémonos a parte de la música.
No diré que del tango a la cumbia villera se llegó sin escalas, pero lo seguro es que cumplió su rol en la perversa destrucción que hoy se hace evidente.
Sobre cruces y lealtades
Hemos recibido de un allegado de este sitio, con pedido de publicación, una poesía cuya calidad artística es ciertamente pobre aunque su autor, muy pagado de sus dotes para tales empresas literarias, ejercitadas, al parecer –atento su dilatada residencia en el conurbano profundo– con especial dedicación en los fines de año en auxilio de los pedidos de carteros y recolectores, a quienes prodiga sus simples rimas y descuidada métrica, no deja de soñar en despertar algún día con la noticia de haber merecido por lo menos el "Cervantes".